4 de noviembre de 2012

El asma en los niños (II - síntomas)

Continuamos con la temática del asma, del que ya os empecé a hablar en otro post. En el de hoy, nos centraremos en la sintomatología del asma.


¿Cuales son los síntomas más habituales del asma?
Son los siguientes:
    - Sibilancias: es el síntoma más característico del asma. Se manifiestan como sonidos o ruidos en forma de "pitidos o silbidos" provenientes del pecho al respirar, producidos por el paso del aire por las vías respiratorias estrechadas u obstruidas. Se suelen detectar durante la exploración realizada por el médico al auscultar con el fonendoscopio, pero algunas veces son audibles sin necesidad de ningún aparato.
    - Tos: es el síntoma más llamativo y constante. Suele ser una tos persistente, seca, irritativa y molesta, que empeora por la noche o a primera hora de la mañana. Suele aparecer durante o tras el ejercicio, la risa, el llanto o incluso tras emociones intentasas. En ocasiones, puede pasar de ser seca a productiva (con flemas) por la producción de moco en los bronquios.
    - Dificultad para respirar: al niño le cuesta introducir y expulsar aire de los pulmones. Se manifiesta por una sensación de "falta de aire" o "ahogo". Aparece con frecuencia tras el ejercicio y/o por la noche. Otras veces surge cuando se tiene un catarro o alguna otra infección respiratoria o hay algún otro factor desencadentante: alérgenos, humo del tabaco... Cuando la dificultad es más intensa se manifiesta por una respiración más rápida y entrecortada, así como por retracciones costales, es decir, se marcan las costillas al respirar.
    - Opresión torácica: o sensación de dolor o "sensación extraña" al respirar.


Los síntomas del asma pueden ser muy variables tanto en su presentación como en su intensidad, entre unos pacientes y otros, o en un mismo paciente a lo largo del tiempo. Muchas veces son leveces y afectan poco a la vida diaria, pero otras pueden llegar a ser graves y tener una importante repercusión en la salud y la calidad de la vida, incluso pueden llegar a provocar la muerte si son muy intensos y no se tratan adecuadamente.
En la mayoría de los pacientes se alternan momentos de gran intensidad de la enfermedad (crisis) con largos periodos libres de síntomas. En un pequeño grupo de niños, los síntomas pueden presentarse de forma más continua con pocos o ningún periodo libre. En el primer caso se habla de asma episódica, y en el segundo, de asma persistente.

¿Cuando se sospecha que un niño puede tener asma?
Se sospecha que un niño tiene asma cuando aparecen las manifestaciones típicas de la enfermedad. Esta presunción es mayor si los síntomas son recurrentes, ya que una característica propia de la enfermedad es su caracter episódico, es decir, que se alternen fases en las que los síntomas se hacen patentes con otras en las que el niño se encuentra totalmente bien. No obstante, también hay algunos pacientes que pueden presentar síntomas de forma persistente.
No existe ningún síntoma que por si mismo indique definitivamente que se padece asma. La presencia de "pitos o silbidos" en el pecho es el más característico de la enfermedad. Pero no siempre que un paciente los manifeste padece asma, puesto que existen otras enfermedades que pueden presentar este mismo síntoma. Esto se debe tener presente sobre todo en los niños pequeños en los que las infecciones respiratorias pueden producir pitos o silbidos en el pecho y dificultad para respirar, sin que ello signifique necesariamente que tienen asma. La podemos sospechar en aquellos niños que hayan padecido más de tres episodios de bronquitis con pitos o silbidos en el pecho, sobre todo si tienen dermatitis atópica y sus padres padecen asma.


Otro síntoma tan frecuente como es la tos puede plantear algunas dudas. Es bastante improbable que la tos en un niño, sin antecedentes de problemas respiratorios y sin otro síntomas acompañantes, sea debida al asma. Pero es posible que así sea, sobre todo cuando es seca, de predominio nocturno y asociada al ejercicio físico. Por otra parte, la tos que se presenta en un niño con asma, aún sin estar asociada a los otros síntomas, será debida probablemente a la enfermedad.
El hecho de que los silbidos y otros síntomas acompañantes mejoren con la administración de broncodilatadores, como el salbutamol, apoyan el diagnóstico de la enfermedad.
Además, si la presencia de los síntomas característicos de asma se desencadena por circunstancias como el ejercicio, la risa o llanto, la exposición a irritantes ambientales o alérgenos conocidos, aumenta la sospecha de la misma.

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