30 de octubre de 2019

Gripe en niños, ¿vacuna sí o no?

La gripe está a punto de tocar la puerta de nuestras casas. A final de octubre y principios de noviembre arranca la campaña de vacunación, que se realiza todos los años. ¿Debemos vacunar a nuestro hijo?
Antes de nada hagamos un repaso sobre esta enfermedad.


¿Cuáles son los síntomas de la gripe?
La variabilidad de síntomas de la gripe es muy amplia, aunque los básicos en los niños son fiebre alta, tos, mocos, dolor de garganta, dolor de cabeza, malestar general, dolores musculares generalizados, y a veces también vómitos y diarrea.
En los neonatos y bebés más pequeños, puede presentarse como fiebre sin foco, o con síntomas más inespecíficos como apnea y rechazo del alimento.
Las complicaciones de la gripe se pueden presentar en todas las edades, pero son más frecuentes en personas con patologías crónicas o inmusupresión. Las más frecuentes en niños son: otitis media, traqueobronquitis, laringotraqueitis, bronquiolitis o neumonía.

¿Cómo se contagia?
La gripe es una infección producida por un virus, que se caracteriza por su alta contagiosidad. Este se transmite de persona a persona a través de las secreciones respiratorias. Se puede contagiar a través de las gotitas de saliva que se expulsan al toser o al estornudar, a través de los besos o por compartir objetos. También a través de las manos, por eso es tan importante el lavado de las mismas.
Se contagia desde las 24-48 horas antes del inicio de los síntomas hasta 5-6 días después.
Los niños son la principal fuente de propagación del virus de la gripe debido a que presentan una mayor carga viral y excretan virus durante más tiempo que los adultos.

¿Cómo se trata?
El tratamiento de la gripe es sintomático, es decir, su fin es aliviar los síntomas de la enfermedad.
- Mantener hidratado al niño: ofrecer líquidos con frecuencia.
- Antitérmicos y analgésicos como el paracetamol o el ibuprofeno si la fiebre le produce malestar general. No es aconsejable el uso de aspirina ni otros medicamentos que contengan ácido acetilsalicílico por el riesgo de síndrome de Reye. Tenéis un post completo sobre el manejo de la fiebre.
- Reposo. No es conveniente dar al niño "el dalsy" y mandarlo al colegio ni a lugares concurridos. Es bueno para el niño quedarse en casa para recuperarse, y así también evitamos el contagio.
- Recordad que los antibióticos no son útiles a no ser que se produzca una sobreinfección, como una neumonía o una otitis media. La gripe es producida por virus, y los antibióticos solo son útiles en el tratamiento de infecciones producidas por bacterias.

¿Cuándo nos debemos preocupar?
Los . de alarma por los cuales deberemos acudir al pediatra son: 
- Fiebre en menores de 3 meses, siempre.
- Fiebre alta y mantenida durante más de 3-5 días
- Mal estado general o decaimiento
- Aparición de manchas en la piel que no desaparecen al estirar al piel
- Dolor de cabeza intenso
- Signos de dificultad respiratoria: respiración más agitada, se le marcan las costillas al respirar, notas pitos...
- La tos no mejora o empeora con el paso de los días

¿Hay alguna forma de prevenir la enfermedad?
Como os decía, si el niño está enfermo lo ideal es aislarlo y no llevarlo al colegio, parques o lugares donde pueda contagiar a otras personas.
Es conveniente evitar aglomeraciones.
Al toser o estornudar, es conveniente taparse la boca con un pañuelo desechable o con el codo (no con la mano!). Si tosemos en la mano y luego se la damos a alguien, le estaremos contagiando.
Es útil también limpiar y desinfectar a menudo los juguetes y superficies de espacios de superficies comunes, sobre todo si ha habido algún enfermo en el entorno familiar o en la guardería.
Y por último, mediante la vacunación. Cada año se escoge una vacuna en función de la previsión de las cepas que circularán, y se pone en marcha a finales de octubre/principios de noviembre.
Debemos recordar que los virus de la gripe mutan de un año a otro, y por tanto a pesar de haber padecido la enfermedad no nos volvemos inmunes. Lo mismo ocurre con la vacuna, deberemos vacunarnos todos los años para asegurar la protección.


¿Quiénes se deben vacunar?
Cualquier persona que quiera vacunarse puede hacerlo, eso lo decidirán los padres y el pediatra del niño en consenso. Si tienes un niño sano, pero aún así deseas protegerlo de la gripe, no habría problema en hacerlo. Se podrán vacunar todos los niños mayores de 6 meses de edad. De todos modos hay unos grupos de riesgo para los cuales la vacuna de la gripe está especialmente indicada.
El comité asesor de vacunas de la Asociación Española de Pediatría, este año establece los siguientes grupos de riesgo:
- Niños prematuros que hayan nacido antes de la semana 32 de edad gestacional, hasta los 2 años e edad (novedad este año)
- Enfermedades respiratorias crónicas: asma, hiperreactividad bronquial, fibrosis quística, bronquitis de repetición, displasia broncopulmonar...
- Cardiopatías
- Enfermedades neuromusculares crónicas o encefalopatías moderadas o graves
- Enfermedades renales (insuficiencia renal, síndrome nefrótico...) y hepáticas
- Enfermedades reumatológicas
- Enfermedades metabólicas como la diabetes mellitus o errores congénitos del metabolismo
- Enfermedad hematológica moderada o grave
- Asplenia funcional o anatómica
- Enfermedad celíaca
- Niños inmunodeprimidos: oncológicos, a tratamiento con fármacos inmunosupresores o inmunodeficiencias (salvo el déficit de IgA)
- Síndrome de Down
- Desnutrición u obesidad mórbida
- Niños con implantes cocleares
- Fístula de líquido cefalorraquídeo
- Embarazadas en cualquier trimestre de la gestación
- Niños de 6 meses a 5 años institucionalizados o tutelados por la Administración
- Mayores de 65 años
- Profesionales de centros sanitarios y farmacias
Está indicado también que cualquier conviviente o contacto habitual de personas que pertenecen a grupos de riesgo se vacune de la gripe. Así mismo, también los está en caso de convivientes y contactos habituales de lactantes menores de 6 meses de edad. 

¿Cuántas dosis son?
Entre los 6 meses y los 8 años de edad son 2 dosis separadas por al menos 4 semanas. Si en las temporadas anteriores ha recibido dos dosis de la vacuna, entonces solo será necesaria una doss.
A partir de los 9 años es una dosis única cada temporada.
Se administra mediante una inyeccion intramuscular.

Falsos mitos sobre la vacuna de la gripe
La vacuna de la gripe no produce gripe. La vacuna no contiene el virus vivo, si no que se encuentra inactivado, muerto. Por lo que es imposible coger la gripe por la vacuna.
Se puede administrar la vacuna en los niños alérgicos al huevo.

Podéis ampliar toda esta información en la web del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Clicka aquí.

27 de octubre de 2019

Cómo hacer un destete de forma respetuosa

Sabemos que la lactancia materna debe ser exclusiva hasta los 6 meses de vida, momento en el que el bebé iniciará la alimentación complementaria. La Organización Mundial de la Salud y la Asociación Española de Pediatría, por poner algunos ejemplos, recomiendan que la lactancia se mantenga al menos hasta los 2 años de vida, y después el tiempo que la madre y el niño deseen.

La teoría así parece sencilla, pero en la práctica pueden surgir muchas dificultades. Un destete puede surgir de forma progresiva y natural, y no suponer ninguna dificultad para ninguna de las dos partes. A veces el destete surge por parte del bebé cuando la madre deseaba continuar. En ese momento la madre vive un sentimiento de "pérdida" que se convierte en un auténtico proceso de duelo. Otras veces el deseo de destete surge de la madre. Si estás leyendo esto probablemente te encuentres en esta situación y no sepas cómo hacerlo. Puede que tengas que empezar a trabajar, os tengáis que separar durante mucho tiempo, tengas alguna enfermedad o o simplemente sientas que haya llegado el momento de parar.


¿Tengo que destetar?
La decisión de destetar, como decíamos, es una decisión que toma una de las partes. La lactancia es cosa de dos. Cuando viene motivado por la madre, hay que recordar que hay ciertas situaciones que no son causa para el abandono de la lactancia, si la madre realmente no quiere dejar de hacerlo. Veamos algunos ejemplos.
- Crisis de lactancia. Puede que tu bebé esté muy demandante, no puedas más y te plantees destetarlo. Puede que se trate de una crisis de lactancia, que son de duración variable, pero transitorias. Una vez que pasen, el niño volverá a la demanda habitual.
- La toma de medicamentos. La mayoría de los medicamentos son compatibles con la lactancia materna, como veíamos aquí. Si tienes duda, consulta siempre www.e-lactancia.org.
- El embarazo. No hay ningún problema con seguir la lactancia durante este momento, a no ser que estemos ante un una situación de riesgo, como una amenaza de aborto. Muchos niños se destetan solos durante el embarazo, ya que la producción de leche puede disminuir o cambiar su sabor. Otros deciden continuar mamando, y lo siguen haciendo tras el nacimiento del nuevo hermano. A esta situación se le llama lactancia en tándem.
- Enfermedad de la madre. Son pocas las enfermedades de la madre que contraindiquen la lactancia materna. Si tienes dudas, acude a un profesional sanitario con formación en lactancia.
- "La leche materna ya no alimenta".  Si alguien te ha dicho que la leche materna ya no nutre a partir del año, no es correcto. La leche materna se adapta a las necesidades del bebé conforme va creciendo, y siempre es la mejor opción frente a otro tipo de leche, como la de vaca.
- "El niño tiene vicio". Esta frase se dirige sobre todo a niños más mayores. Un niño no mama por vicio. El pecho de la madre no es solo alimento, si no que es refugio, conexión y amor. La lactancia prolongada no afecta de forma negativa al desarrollo psicológico del niño. Esta presión social no justifica un destete no deseado.

¿Cuándo es el mejor momento?
También dependerá de las circunstancias. Pero no es recomendable hacerlo en un momento que ya esté suponiendo un cambio para el niño, como por ejemplo el inicio de la escuela infantil, el nacimiento de un hermano o la retirada del pañal. Son momentos en los que el bebé incluso puede volverse más demandante al poder sentirse más inseguro y precisar mayor contacto.


¿Cómo hacer el destete?
Ante esta pregunta lo primero que debemos saber es qué edad tiene el bebé. La situación será completamente diferente si estamos ante un bebé de unos meses o ante un niño de 2 años. Cuando más pequeño sea el bebé,  a priori el destete será más fácil. También dependerá de si queremos hacer un destete total o solo parcial (sobre todo en relación con el destete nocturno). Lo ideal además es que el destete se realice de forma gradual, nunca bruscamente, para que de esta forma sea realice de la forma más respetuosa con el niño. 

En un lactante pequeño, en general menor a los 4-6 meses, se suele recomendar sustituir una toma de pecho por una biberón de leche artificial cada 2-3 días aproximadamente. De esta forma, el bebé se va adaptando al biberón, y el pecho se va adaptando a producir menos leche. A veces los bebés pueden rechazar los biberones, sobre todo cuando se los da la madre. Es normal. Lo ideal es buscar una tetina lo más parecida al seno materno. Si no hay manera de que acepte el biberón, una alternativa podría ser el vaso o vasito de aprendizaje.

En niños más mayores, alrededor de uno y dos años, el tema se complica. Para ellos no es solo alimento, la teta es "suya" y puede que no acepte un "no" por respuesta. Una de las técnicas más comunes es el "no ofrecer, no negar". Es válida sobre todo para los niños que ya no muestran mucho interés en la lactancia. En los más demandantes, que piden pecho a cada hora, no suele resultar eficaz a no ser que hablemos de un objetivo a largo plazo. Es una de las formas menos dolorosas para el niño, pero también la más lenta.
Como el niño ya es mayor, también podemos optar por dialogar con él y negociar. Podemos explicarle que la teta "solo es para dormir" o "solo en casa". También le podemos explicar que la "teta está cansada" y sustituir el momento de la toma por alguna otra actividad en que el niño disfrute con nosotros. Consiste en buscar la distracción del niño, y buscar algo atractivo que haga que se olvide del pecho, como por ejemplo entretenerlo con algún juego divertido, ir al parque, o leer algún cuento.
Podemos optar también por aplazar las tomas, explicándole al niño que le darás pecho por ejemplo "después del parque" o "después de jugar juntos", de esta forma no le estaremos dando un "no" rotundo. Otra forma es ir acortando las tomas, haciéndolas cada vez más cortas, por ejemplo: "contamos hasta diez y soltamos el pecho"



Solo quiero destetar de noche
El destete nocturno suele ser más complicado que el diurno. Para conseguirlo debemos cambiar la rutina de sueño del bebé para que se acostumbre a dormirse de una forma diferente que no sea el pecho. Esto es difícil, ya que si siempre se ha dormido con el pecho, lo normal es que siga demandándolo para ello. Esto lo haremos progresivamente. En este caso es muy útil el "método padre". Es decir, que sea el padre el que atienda al niño durante la noche, y en caso de despertarse, que sea él quien acuda. Para ello, el padre debe incluirse previamente en la rutina de sueño de forma progresiva, estando él también presente cuando lo amamantes o cuando se quede tranquilo después del pecho. En caso de hacer colecho, el padre puede ponerse entre el bebé y la madre.
Si el padre no es una opción, entonces debemos buscar otras formas para dormirlo nosotras. Por ejemplo, si le estamos dando pecho, procederemos a retirar el pezón de la boca antes de que el bebé se duerma. Cuando notemos que la succión no es tan profunda, y el bebé ya está relajado, le quitaremos al bebé el pecho de la boca, para que finalmente se duerma sin él. Si se vuelve a despertar, optaremos por acunarle, acariciarle, cantarle... para que se vuelva a dormir de nuevo. Si vemos que se vuelve a poner nervioso y demanda pecho, se lo podremos ofrecer de nuevo y empezar otra vez. Esto requiere paciencia y práctica, pero resulta efectivo. Intentaremos en este caso también la técnica de acortar la toma.
Si el niño es mayor, podemos explicarle que "la teta se va a dormir" y tras la última toma de la noche darle las "buenas noches" y no volver a darle pecho hasta al día siguiente. Para ayudarnos con esto, el libro "la teta cansada"de Montse Reverte o ·"es un buen recurso para explicar a los niños lo que está sucediendo.
Si hacemos colecho podemos optar a cambiarlo de habitación. A veces el no sentirnos puede hacer que se despiertae menos. Podemos contarle que ya es mayor y que tendrá una cama nueva para el solo. Si tiene hermanos mayores, podemos ofrecerles dormir con ellos si le hace ilusión.
Debemos tener en cuenta que si buscamos el destete para que el niño duerma "del tirón", podemos no tener éxito. El sueño es un proceso madurativo, independiente de la lactancia. Puede que tras el destete siga despertándose bastante de noche.

Sé realista
A veces estas técnicas no son útiles del todo o solo de forma parcial. Debemos mantenernos firmes. No es un proceso fácil, requiere su tiempo y debemos tener paciencia. Ojo con las expectativas. Siempre pretendemos hacerlo de la forma más respetuosa posible con el niño, pero también tenemos que saber que puede que tu hijo llore, palateee o incluso tenga alguna rabieta. Él no ha tomado esa decisión. Debemos ofrecerle nuestro cariño y nuestro amor,  empatizar , acompañarle en ese proceso de "pérdida" y respetar su ritmo. El niño lo acabará aceptando.

¿Y nosotras?
Cuando la lactancia ya está establecida no hay que tomar ninguna pastilla para "cortar la leche". Tampoco es útil vendar o comprimir el pecho. Idealmente el destete debe realizarse de forma gradual para que el pecho se adapte a la disminución progresiva de la demanda. De esta forma nos evitaremos problemas como la ingurgitación mamaria, las obstrucciones y las mastitis. Por eso durante el destete siempre debemos vigilar el pecho. Si sientes que tu pecho se congestiona, saca lo justo para descongestionarlo y aplica frío. Recuerda que la leche puede tardar años en desaparecer.


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