28 de mayo de 2014

¿Cómo controlar la dermatitis atópica?

Durante estos días en el Servicio de Lactantes de mi Hospital, tenemos ingresado un niño con dermatitis atópica de base con una estafilodermia (infección cutánea por Staphylococcus Aureus) que precisó antibioterapia endovenosa por la extensión de sus lesiones.

Una de las preguntas de la madre de nuestro pequeño paciente era cómo controlar la dermatitis atópica. Pues bien, las claves para mantener controlada la enfermedad son:
- Mantener la barrera cutánea en las mejores condiciones posibles a través de la hidratación
- Seguir la pauta de tratamiento tópico que prescriba el pediatra para mantener a raya la inflamación.
Son tareas diarias que debemos afrontar con constancia y paciencia.


¿Cuales son los cuidados de la piel?

  • Lo fundamental en todo niño con dermatitis atópica es la HIDRATACIÓN de la piel. Así, con mayúsculas. Es necesario hidratar a diario la piel utilizando productos emolientes que favorecen la retención de agua en la piel. Se deben aplicar justo después del baño. Es importante no aplicar las cremas hidratantes donde haya un brote activo, ya que puede empeorarlo. En estas zonas, lo adecuado es utilizar cremas antiinflamatorias tópicas.
  • Los baños mejoran la dermatitis atópica, porque así se mantiene la piel limpia, elimina las costras y facilita la aplicación posterior de las hidratantes y otros medicamentos. Se recomienda ducha o baño diario de cinco minutos de duración aproximada, a una temperatura tibia de unos 33ºC. Se debe secar bien la piel con una toalla de algodón, sin frotar, y posteriormente aplicar la crema hidratante.
  • Se recomienda llevar ropa de algodón holgada y evitar materiales como la lana u otros tejidos sintéticos que puedan irritar la piel.La ropa debe lavarse y aclararse bien para eliminar los residuos de jabón o detergente. Se recomienda no usar suavizantes.

¿Cuales son los cuidados generales del entorno del niño con dermatitis atópica?
  • Los cambios bruscos de temperatura influyen en el aumento del picor y la aparición de brotes. La temperatura ambiente de la casa debe oscilar entre los 18 y los 20ºC. En invierno hay que evitar la calefacción a temperaturas altas, ya que disminuye la humedad ambiental. En los climas fríos y secos es todavía más importante mantener hidratada la piel. Generalmente los niños atópicos empeoran durante el invierno y mejorar en verano. La exposición moderada al sol, evitando las horas centrales del día y utilizando fotoprotección, mejoran las lesiones, así como el agua de mar.
  • Se deben tomar las medidas adecuadas para disminuir los factores irritantes del entorno (polvo, tierra) y mantener una buena limpieza de la casa. Se recomienda aspirar en lugar de barrer y limpiar las superficies con un trapo húmedo. Es importante ventilar bien las habitaciones y evitar alfombras, moquetas, cortinas, edredores de plumas y muñecos de peluche porque acumulan mucho polvo. Se recomienda evitar tener las mascotas en casa.

23 de mayo de 2014

Síndrome de apneas-hipopneas del sueño

El síndrome de apneas-hipopneas del sueño (SAHS) es un problema muy frecuente en los niños que hasta los últimos años ha sido poco reconocido.

¿Qué es?
Se trata de un trastorno respiratorio que ocurre durante el sueño que se produce por una obstrucción parcial o intermitente de la vía aérea superior que interrumpe la respiración normal durante el sueño.

¿Por qué se produce?
Hay ciertos factores que predisponen al SAHS en los niños. La causa más frecuente es la hipertrofia de amígdalas y adenoides. En cualquier caso, la gravedad del SAHS no está siempre en relación con el tamaño de las amígdalas o las adenoides y muchos niños con importante hipertrofia de ambos no tienen problemas respiratorios durante el sueño.
Otras causas serán la obstrucción nasal marcada, como ocurre en la rinitis alérgica, las malformaciones congénitas craneofaciales, la laringomalacia, las enfermedades neurológicas y neuromusculares, el reflujo gastroesofágico y la obesidad.


¿Cuales son los síntomas?
El síntoma más frecuente es el ronquido. Su ausencia prácticamente descarta la existencia un SAHS pero su presencia no indica necesariamente su existencia. Llamamos ronquido simple o primario aquel que no se acompaña de alteraciones durante el sueño (apneas, desaturaciones, fragmentación del sueño...), y en la mayor parte de los casos éste se resuelve con el tiempo.
Los síntomas nocturnos del SAHS incluyen el aumento del esfuerzo para respiratorias que puede implicar una sudoración profusa, pausas respiratorias o apneas, sueño no reparador y posturas anormales para dormir (cuello hiperextendido o incluso la cabeza colgando fuera de la cama).
Los síntomas diurnos incluyen la respiración bucal y ruidosa durante el día, cefaleas matutinas, hiperactividad y déficit de atención, bajo rendimiento escolar, cansancio y retraso del desarrollo ponderoestatural.

¿Cómo se diagnostica?
A través de la historia clínica y la exploración física del niño podremos tener un alto grado de sospecha. En cualquier caso la polisomnografía o "prueba de sueño" será fundamental para realizar el diagnóstico. Con ella valoraremos el electroencefalograma, electrocardiograma, saturación de oxígeno, flujo de aire, movimientos respiratorios, movimientos de miembros, etc, que ocurren durante el sueño. Esta prueba nos permitirá distinguir el tipo de apneas o pausas respiratorias que realiza el niño, que será importante a la hora de plantear un tratamiento.
Existen por un lado las apneas obstructivas, en la que como su nombre indica, existe una obstrucción en la vía aérea, a pesar de que hay un esfuerzo respiratorio; por otro lado las apneas centrales, en las que no se produce la respiración porque no hay un estímulo por parte del sistema nervioso; y por otro lado se encuentran las apneas mixtas, en las que se incluyen los dos tipos. Hablamos por otro lado de hipopnea cuando se produce una disminución del flujo de aire durante la respiración que se acompaña de una caída de la saturación de oxígeno y/o microdespertar.


¿Cómo se trata?
Se debe adaptar el tratamiento a la patología de base del niño. Así, sabiendo que la causa más frecuente de SAHS es la hipertrofia adenoamigdalar, la gran mayoría de estos niños serán tratados con adenoamigdalectomía. Otros procedimientos quirúrgicos en función de la causa, será la uvulofaringopalatoplastia, los tratamientos de ortodoncia, la cirugía maxilofacial e incluso la traqueotomía en los casos más severos.
Una segunda línea de tratamiento en el SAHS infantil es el empleo de CPAP (presión positiva sobre la vía aérea), con la cual conseguiremos una presión óptima sobre la vía aérea que la mantiene abierta eliminando las apneas.
Otras medidas generales será la higiene del sueño, la oxigenoterapia nocturna o los antiácidos en caso de reflujo gastroesofágico.

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