Un hallazgo casual en las analíticas que hacemos en los niños más pequeños, es una elevación de la fosfatasa alcalina (una proteína que se encuentra fundamentalmente en hueso e hígado) sin otros hallazgos clínicos ni analíticos. Se trata de una entidad benigna, que aunque puede preocupar a muchos padres ante el desconocimiento de su existencia, suele resolverse en unos meses.
¿Qué es?
Se trata de una elevación importante y transitoria de la fosfatasa alcalina que ocurre sobre todo en niños menores de 5 años. Ocurre en ausencia de patología en los huesos, en el hígado, en el riñón o el sistema endocrino-metabólico, que podemos apreciar tanto en la exploración fisica, como en la analítica y en otras pruebas complementarias. Generalmente los niveles de fostatasa alcalina se normalizan en unos meses.
¿Por qué se produce?
En general existen pequeños cambios en los niveles de fosfatasa alcalina antes de la pubertad, momento en que aumenta el crecimiento y la calcificación de los huesos que se acompaña en un aumento de la producción de fosfatasa alcalina.
Algunos medicamentos como el cotrimoxazol o el fenobarbital se han visto asociados con un aumento transitorio de la fosfatasa alcalina.
Otra causa sería la infecciosa. Se ha visto aumento de la fosfatasa alcalina tras infección por rotavirus, citomegalovirus, adenovirus, sarampión, virus de Ebstein Barr y VIH.
¿Es grave?
Se trata de una entidad benigna y autolimitada, sin secuelas a largo plazo. Su pediatra le hará controles analíticos para objetivar el descenso de la fosfatasa alcalina hasta su normalización. Si esto no fuera así, tendría que ampliarse el estudio incluyendo también a la familia para descartar una hiperfosfatasemia benigna familiar.
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