El dolor torácico es la segunda causa más frecuente de consulta al cardiólogo pediátrico. En los padres suele generar bastante ansiedad, sobre todo al relacionarlo con los infartos isquémicos que suceden en la edad adulta, produciendo muchas veces absentismo escolar, limitaciones en la actividad física de los niños y pruebas complementarias muchas veces injustificadas.
Es más frecuente en la etapa prepuberal y en la adolescencia, siendo las causas más comunes el de tipo idiopático, osteomuscular y el psicógeno. En la segunda infancia el de origen respiratorio es el más frecuente.
En cualquier caso el dolor torácico que tiene su origen en una causa cardiológica es muy raro en la edad pediátrica.
¿Cuales son las causas del dolor torácico en niños?
1. Idiopático (causa más frecuente): es un dolor de tipo punzante, a punta de dedo, que no suele ser muy intenso. Suele autolimitarse, durando pocos minutos, pero puede repetirse a lo largo del día hasta 3-4 semanas. Mejora con el reposo y analgesia.
2. Osteomuscular: originado en ligamentos, músculos y estructura ósea de la pared torácica.
3. Psicógeno: siendo lo más frecuente la ansiedad.
4. Respiratoria: debido a patologías como el asma, neumotórax o a procesos infecciosos (infección respiratoria, neumonía, traqueítis...).
5. Digestivo: reflujo gastroesofágico, gastritis, úlcera gastroduodenal...
6. Cardíaco: arritmias, pericarditis, miocarditis, anomalías estructurales del corazón, enfermedades de la aorta...
En cualquier caso es importante descartar que en la mayoría de los casos el dolor tiene un origen benigno.
¿Cuales son los datos guía?
Hay ciertas características que nos pueden ayudar a diferenciar si un dolor tiene un origen orgánico o por el contrario su causa no es cardíaca.
Son indicativos de origen orgánico: dolor muy intenso, de aparición brusca, que se relaciona con el esfuerzo, que tenga un carácter nocturno y si existen más síntomas o signos que acompañen a este dolor.
Son indicativos de causa no cardíaca: dolor localizado, no relacionado con el ejercicio, que no se acompaña de otros síntomas, que sea variable con los movimientos respiratorios y que se modifique según la posición.
¿Qué pruebas complementarias pueden ser de ayuda?
Simplemente la historia clínica y la exploración física orientan hacia el diagnóstico en la mayoría de los casos. Puede estar indicado en función de los antecedentes personales o familiares, o en función de los síntomas y signos presentes, la realización de una analítica, un electrocardiograma y una radiografía de tórax.
¿Cómo se trata?
El dolor de origen idiopático o el osteomuscular, se tratará con analgesia, antiinflamatorios y reposo relativo. Es importante saber que este tipo de dolor suele ser prolongado en el tiempo (4-6 semanas) no siendo por ello indicativo de gravedad o mala evolución.
En el dolor por un traumatismo es necesaria la inmovilización, el reposo, antiinflamatorios y analgesia.
Los cuadros de origen psicógeno precisan en muchas ocasiones de apoyo psicológico, siendo en algunos casos necesaria la administración de ansiolíticos o incluso la valoración por la Unidad de Salud mental infanto-juvenil.
En los procesos de origen respiratorio será preciso el tratamiento antitérmico (si fiebre), analgésicos, antitusivos o antibióticos (si está indicado) o broncodilatador en caso de asma.
En los de origen digestivo puede necesitarse fármacos procinéticos o antiácidos.
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