De todos es bien conocido la importancia que tiene la alimentación de la madre durante la gestación. Recientemente ha salido a la luz un nuevo estudio que pone en relación la exposición a acrilamida con un bajo peso y menor circunferencia craneal del recién nacido.
Se trata de un estudio internacional dirigido por el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental de Barcelona y la Universidad de Estocolmo (Suecia) que estudió la dieta de un total de 1.100 mujeres embarazadas y a sus recién nacidos. La diferencia entre las madres expuestas a altos niveles de acrilamida y las expuestas a niveles bajos puede ser de hasta 132 gramos en el peso del bebé y 0.33 centímentros en el tamño de su cabeza.
¿Y en dónde se encuentra la acrilamida? En la dieta. Se trata de una sustancia química que se forma al freír, tostar, asar u hornear los alimentos ricos en carbohidratos como las patatas fritas, chips, bollería o cereales de desayuno; aumentando a mayor temperatura y tiempo de cocción de este tipo de alimentos. Según el coordinador del estudio y director científico de este estudio, "el efecto estimado del alto nivel de exposición a la acrilamida sobre el peso de un bebé al nacer es comparable al efecto adverso conocido del tabaquismo".
Las implicaciones en salud pública de los resultados de este estudio son realmente importantes. Porque el peso al nacer está relacionado con numerosos efectos adversos para la salud en los primeros años de vida e incluso posteriormente, tales como la estatura reducida, aumento de la incidencia de enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus tipo 2 y osteoporosis. De hecho, existe una creciente preocupación mundial acerca de los efectos potenciales para la salud de la exposición alimentaria a la acrilamida. Los investigadores ya pueden afirmar que esta sustancia atraviesa la placenta, y por lo tanto, existe un particular riesgo para la salud del feto.
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