30 de julio de 2015

El babeo en los bebés

Generalmente alrededor de los 2-3 meses las mamás se dan cuenta de que sus bebés empiezan a babear de una forma que nunca habían hecho. ¡No dan a basto para comprar baberos! Muchas veces se echa la culpa a los dientes, pero esto no es exactamente así.


¿Qué es?
El babeo en los bebés forma parte de su desarrollo normal. Como os decía empieza a ocurrir entre los dos y tres meses de edad, que es cuando las glándulas salivares ponen en marcha su funcionamiento. El bebé todavía tiene un reflejo de deglución algo inmaduro, y no sabe tragar toda la saliva que produce, por lo que se expulsa en forma de baba.

¿Por qué se produce?
La producción de saliva protege al bebé de las infecciones microbianas, porque recordemos que a estas edades es cuando empiezan a meter todo en la boca como parte de su desarollo psicomotor normal. Es la etapa oral de su desarrollo. Empiezan a conocer el mundo a través de la boca.
Por otro lado, los niños que respiran por la nariz fabrican más saliva y babean más, debido a aumento de tamaño de las vegetaciones o adenoides, o por rinitis o catarros que producen obstrucción de la nariz.
Las infecciones de la boca también pueden aumentar el babeo, por aumento de la producción de saliva, como una defensa natural, o bien porque no pueden tragarla con normalidad. Esto ocurre en infecciones de la boca como las estomatitis, aftas o amigdalitis.

Entonces, ¿tiene relación con la salida de los dientes?
Aunque la salida de los dientes se ha echo culpable de este exceso de saliva, es todo un mito. El babeo es un proceso independiente de la erupción dentaria. Como a veces puede coincidir con la salida de algún diente se estableció esta relación. Son procesos que ocurren de forma paralela, pero independiente uno de otro.

Así que, cuando veais a vuestro bebé babeando, metiendo sus puñitos o sus pies en la boca, no penséis en los dientes, pensad que es una fase más de su desarrollo. ¡No siempre los dientes tienen la culpa!

27 de julio de 2015

El frío y el calor en el recién nacido

Una de las preguntas que suelen hacerme los papás antes de irse a casa desde el hospital con su recién estrenado bebé gira en relación con la temperatura. "¿Cómo sabré si tiene frío?, ¿Cómo tengo que vestirlo cuando llegue el calor? ¿A qué temperatura pongo la calefacción de casa?" La respuesta se puede resumir con sólo dos palabras: sentido común.


¿Por qué hay que tener especial cuidado?
En comparación, los recién nacidos tienen una superficie corporal superior a la del adulto por la que perder calor, tienen menos grasa corporal y su sistema de termorregulación todavía no está perfeccionado del todo.

¿Cómo lo visto?
Para vestir correctamente a un recién nacido debemos saber que tanto el exceso de ropa, como el defecto, puede ser perjudicial. Sobre todo el exceso, hecho al que tendemos (sobre todo las abuelas). Es fundamental que la ropa sea cómoda, amplia, fácil de poner y de quitar, y utilizando tejidos que no irriten la piel, preferentemente algodón 100%.  Lo ideales utilizar una capa más con respecto al que usan los adultos.

¿Cómo sé si el bebé tiene frío o calor?
Un buen truco es seguir la siguiente técnica: Si nosotros tenemos frío, ellos también lo tendrán. Si nosotros tenemos calor, ellos también. La temperatura corporal del recién nacido es similar a la del adulto. Podemos guiarnos por tocarles la nuca o el cuello, de modo que si está sudoroso, probablemente nos estemos pasando con las capas de ropa. Tocarle las manos o los pies no es siempre fiable, ya que pueden tener las extremidades frías y no por ello tener frío. También observar las mejillas es una buena opción: si las tiene coloraditas, probablemente esté pasando calor.

¿A qué temperatura pongo la calefacción?
A la que vosotros los papás estéis cómodos. Lo habitual unos 24ºC. En cualquier caso no pongáis la cuna al lado del radiador.
Las calefacciones tienen a disminuir la humedad ambiental y por tanto resecar mucosas, por lo que no está de más colocar recipientes con agua en las habitaciones u optar por un humidificador.

Y,¿a la hora del baño?
Lo ideal es caldear previamente la habitación, para que al quitarle la ropita el bebé no note mucha diferencia de temperatura. Comprueba que el agua de la bañera se sitúe sobre los 36ºC. No alargues mucho el baño. Al sacarlo del agua cúbrelo rápidamente con una toalla. Sécalo y vístelo en el propio baño, para evitar el cambio de temperatura con respecto al resto de la vivienda.

22 de julio de 2015

Las mastitis durante la lactancia

La mastitis es una experiencia dolorosa y frustrante, y motivo de abandono de muchas lactancias. Pero desde aquí quiero animaros a seguir con el pecho a todas aquellas que estéis pasando por una mastitis, o estéis leyendo para prepararos para la lactancia materna, La leche del pecho afectado no tiene ningún efecto perjudicial en el niño y los beneficios de la lactancia materna compensan el dolor y las molestias. 


¿Qué es una mastitis?
Se trata de una inflamación de los lóbulos mamarios por retención de leche, acompañada o no de infección, generalmente bacteriana. Cuando esto último ocurre,la bacteria que suele ser responsable es la llamada Staphylococcus Aureus

¿Por qué ocurre?
Normalmente ocurre por un defecto en el drenaje de la leche. Suele ocurrir en las primeras 12 semanas, pero puede ocurrir en cualquier momento de la lactancia. Por ejemplo si el bebé ha estado mamando mucho, pero de forma más o menos brusca toma menos pecho, puede originar una obstrucción que acaba infectándose. Puede ocurrir con la introducción de la alimentación complementaria, si el bebé está enfermo y come menos... por ello no se recomienda destetar de forma brusca, si no de forma progresiva.
Los cuadros de ingurgitación y de obstrucción de un conducto lácteo, no tratados o con un tratamiento inadecuado, así como las grietas en el pezón, son factores predisponentes a la mastitis.
La asociación de grietas del pezón y mastitis se cree que produce por una mala posición del niño al pecho, que succiona el pezón en vez de la areola, lesionándolo e impidiendo una extracción eficaz de la leche, lo que predispone a la retención de la leche y a la ingurgitación. A su vez, la grieta en el pezón puede ser la puerta de entrada de los gérmenes para producir la infección en la mama.

¿Qué síntomas tiene?
Suele iniciarse de forma repentina. Se manifiesta por dolor intenso, enrojecimiento, dolor, aumento del tamaño del pecho, induración... en un cuadrante de la mama. Se acompaña de síntomas generales que recuerdan a una gripe: fiebre, escalofríos, malestar general, cefaleas, dolores musculares y articulares, cansancio...


¿Se puede dar pecho?
La leche del pecho afectado no tiene efecto perjudicial en el bebé, al contrario, el vaciado del pecho es fundamental en el tratamiento como veremos. De todos modos, cuando hay una mastitis la leche adquiere un sabor algo más salado, por lo que algunos bebés pueden rechazar el pecho. Si es así, sigue ofreciendo los dos pechos sin insistir, y no te preocupes si tu hijo solo toma uno; rápidamente aumentará la producción en el pecho bueno, y no se quedará con hambre.
Los antibióticos que se emplean para tratar la mastitis tampoco están contraindicados con la lactancia. Si te dicen que tienes que dejar de dar el pecho durante unos días, o que sólo debes dar el pecho bueno,se equivocan.

¿Cómo se trata?
No se debe suspender la lactancia materna. Es muy importante el vaciado frecuente, por el bebé mediante tomas frecuentes o mediante extracción manual o con sacaleches. Idealmente lo mejor manera de drenar el pecho es el bebé, es el mejor sacaleches. Dejar de mamar podría empeorar las sintomatología, pudiendo incluso aparecer un absceso (acúmulo de pus).
Conviene aplicar calor local antes de las tomas (mediante compresas tibias o sumergiendo el pecho en agua tibia) para facilitar la salida de la leche.
Antes de poner el bebé al pecho, conviene extraer un poco de leche, para disminuir la tensión de la areola, de forma que quede blando para facilitar la salida de la leche.
Si hay mucho dolor, conviene ofrecer primero el lado sano para que se ponga en marcha el reflejo de eyección y el bebé pueda después extraer la leche de la mama afectada con mayor facilidad.
Se debe colocar al bebé de forma que su lengua facilite el drenaje del conducto (la zona del pecho que mejor se vacía es la que queda en contacto con la lengua) y realizar, durante la toma, un masaje suave de la zona afectada, moviendo el pulgar por encima del bulto, en dirección hacia el pezón,para garantizar el drenaje completo. Si el bebé no vacía bien el pecho, hay que terminar de extraer la leche con un sacaleches.
Lo ideal es que después de la toma o la extracción el pecho quede blandito.
La aplicación del frío local (compresas de gel frío o bolsas de hielo) entre las tomas, alivia el dolor por su efecto antiinflamatorio. Los analgésicos-antiinflamatorios pueden ser necesarios (ni el paracetamol ni el ibuprofeno están contraindicados en la lactancia) y en algunos casos también el tratamiento antibiótico. El reposo en cama puede ayudar a la mejoría.

¿Cómo se previene?
Mediante el vaciamiento correcto de la mama para evitar así la retención de leche. No se deben usar ropas que compriman el pecho, y si existe obstrucción de un conducto, tratarla de forma precoz y corregir la postura del amamantamiento.

¿Cómo diferencio una obstrucción de una mastitis?
La obstrucción, como su nombre indica, es la obstrucción de un conducto galactóforo. Aparece un bulto duro y doloroso, que generalmente suele localizarse en el cuadrante superior externo de la mama. Puede acompañarse de febrícula, pero a diferencia de la mastitis no cursa con fiebre ni con síntomas gripales. Así mismo, no suele haber signos inflamatorios, aunque a veces la zona puede estar un poco roja.

20 de julio de 2015

La infección por Helicobacter pylori en los niños

El Helicobacter pylori es una bacteria que coloniza el estómago. Esta infección es muy común en la población, afectando hasta un 50% de la misma. Se transmite de persona a persona, y la infección se adquiere frecuentemente en la infancia.
Tras la infección, se produce una inflamación de la mucosa del estómago, pero sólo aparecen síntomas en un 20-30% de las personas que se infectan. Es decir, en la mayoría de las ocasiones, sufrimos la infección y no nos enteramos.


¿Cuales son los síntomas?
Suele presentarse como dolor abdominal que se localiza en la zona del estómago, y que con frecuencia ese dolor hace que el niño se despierte de noche. A veces se acompaña de vómitos, que pueden ser con sangre, siendo esto sugestivo de la presencia de una úlcera. En cualquier caso sólo un pequeño número de pacientes infectados por el germen desarrollan esta complicación.
Se ha asociado también la infección por Helicobacter pylori con anemia ferropénica,que no responde adecuadamente al tratamiento con hierro. Esto es así porque parece que la bacteria interfiere en el metabolismo del hierro ya que lo necesita para su crecimiento.

¿Cómo se diagnostica?
La prueba de elección es la endoscopia digestiva con toma de muestras para estudio al microscopio y realización de cultivo. Sin embargo, este es un método diagnóstico invasivo, por lo que previamente suelen realizarse otras pruebas. Una de ellas es el test del aliento y otra es la determinación del antígeno de H. pylori en heces.
Es importante destacar que estas dos pruebas no invasivas sirven para detectar la infección por Helicobacter pylori, pero no enfermedad ulcerosa, por lo que realmente no sirven para indicar el tratamiento (como veremos más adelante, la infección por este germen no implica sistemáticamente tener que tratar).
Por eso mismo, la endoscopia tiene la ventaja de poder diagnosticar la gastritis o úlcera y descartar otras causas que expliquen los síntomas del niño diferente de la infección por H.pylori.
Algunos médicos todavía siguen solicitando la serología frente a H.pylori, que es una prueba que se realiza en una muestra de sangre. Sin embargo no es útil, ya que sólo indica que se ha producido contacto con la bacteria,y puede ser positiva años después de la erradicación de la bacteria.
En cualquier caso vuestro pediatra puede optar también por la opción de realizar el diagnóstico de la infección con un test no invasivo y su tratamiento sin realizar endoscopia.

¿Cómo se trata?
Es importante destacar que el hecho de que el diagnóstico de una infección por H.pylori no quiere decir que siempre lo tratemos de forma indiscriminada. Según las últimas recomendaciones científicas, estaría claramente indicado tratar en caso de presencia de úlcera o anemia ferropénica que no responde al tratamiento. No está indicado en caso de no haber ningún síntomas y en otros casos la indicación de tratar es más controvertida.
El tratamiento habitual frente a H.pylori es la triple terapia con un protector gástrico (como el omeprazol) y dos antibióticos, siendo los más usados la amoxicilina y claritromicina. La duración del tratamiento suele ser de 14 días.
Los test no invasivos, el test del aliento o la determinación de antígeno en heces, se usarán también para control de erradicación de la bacteria.
En caso de no erradicación de la bacteria, y si no se ha realizado una endoscopia previamente, puede ser ahora necesaria para tomar una muestra para cultivo, y determinar en concreto a qué antibióticos es sensible y realizar un tratamiento dirigido en función de estos resultados.

9 de julio de 2015

La higiene de la boca de los bebés

Aunque no tengan ningún dientecito, la higiene de la boca de los bebés debe empezarse ya desde el nacimiento. Según vayan apareciendo piezas dentarias, debemos ser más minuciosos en su limpieza. Pero, ¿cómo hacerlo en bebés tan pequeños?  Lo veremos en este post.


¿Cuando se debe empezar a limpiar la boca de los bebés?
Los odontopediatras recomiendan empezar ya desde el nacimiento. Aprovechando el momento del baño o por la noche, se puede utilizar una gasita o paño húmedo para la limpieza de las encías. Introduce tu dedo índice en la boca del bebé con movimientos suaves y circulares, y recorriendo la superficie de las encías, el interior de las mejillas, el paladar y la lengua. Con hacerlo una vez al día es suficiente.
Retira lo que puedas, sin profundizar demasiado. Poco a poco el bebé se irá acostumbrando y te será más fácil hacerlo. En cualquier caso si la lactancia es materna al principio tendrás poco que retirar, porque una buena succión del bebé hace que la leche caiga casi directamente en la garganta.

¿Qué se debe hacer cuando empiezan a salir los dientes?
Cuando sale el primer diente de leche, que suele ser alrededor de los 6 meses, la limpieza es obligatoria y se debe realizar dos veces al día. Preferiblemente es mejor hacer esta limpieza después de comer alimentos ricos en hidratos de carbono (frutas, cereales, zumos, galletas, pan...) y especialmente de noche. El procedimiento es el mismo, con una gasa húmeda, un dedal de silicona o un pañito limpio húmedo. Se debe limpiar toda la boca, esta vez incluyendo tambíén los dientes.
Para evitar la aparición de caries, que ya pueden aparecer con el primer diente del bebé, además de la higiene adecuada, no debemos dejar que el bebé se duerma con un biberón de leche o de otro líquido azucarado; y no mojar el chupete en azúcar, miel, líquidos dulces, etc.

¿Cuando empiezo con el cepillo de dientes?
Alrededor del primer año de edad, o cuando aparezcan los primeros molares, se puede empezar a emplear un cepillo de dientes con cabezal pequeño y suave para limpiar su dentadura. La Asociación Española de Odontopediatría recomienda el uso de dentífrico fluorado en cantidad mínima (500-1000 partes por millón), utilizando una cantidad semejante a un granito de arroz. En cualquier caso, si no existe riesgo de caries para el niño, también pueden realizarse el cepillado dental en menores de dos años sólo con agua, hasta que aprendan a escupir (por el riesgo de fluorosis dental). No os preocupéis, en el caso de que vuestro odontopediatra os haya recomendado un dentífrico fluorado, si se utiliza la pasta en pequeñas cantidades, lo que puede ser ingerido es seguro en términos de fluorosis dental y el beneficio anticaries se mantiene.

¿Cuando es necesario ir al odontopediatra?
Aunque no es algo que los padres suelan hacer de forma rutinaria, la Asociación Española de Odontopediatría recomienda una primera vista al odontopediatra tras la erupción de los primeros dientes, o en su defecto, en el transcurso del primer año de vida. En esta visita se echará un vistazo a la boquita del bebé, se establecerá el riesgo de caries y se ofrecerá a los padres una orientación temperana de acuerdo con la edad del niño. El objetivo será garantizar una adecuada salud bucal.

2 de julio de 2015

Las grietas en el pezón durante la lactancia

Las grietas en el pezón son motivo de preocupación para muchas futuras mamás y también motivo de abandono de muchas lactancias.


¿Por qué se producen?
La causa más frecuente de aparición de grietas es la mala posición del bebé a la hora de amamantar. Las grietas son secundarias al roce de la lengua y las encías sobre el pezón. Si el bebé no se agarra adecuadamente, la fricción continua da lugar a la aparición de estas heridas, que son muy dolorosas. Si el bebé está bien colocado, no se producen grietas.
Muchas veces esta mala técnica de succión por parte del bebé se debe a mal aprendizaje: bien por el uso de chupetes o biberones en los primeros días de vida, que requieren una succión distinta, y en general, más sencilla.
Otras causas de aparición de grietas son el frenillo lingual, la micrognatia o retrognatia (mandíbula pequeña o hacia atrás) o una especial sensibilidad en el pezón.
Las grietas a veces pueden llegar a sangrar. Por lo que las grietas se convierten en causa número uno de vómitos con sangre en los bebés más pequeños. ¿Tu bebé ha regurgitado leche con sangre roja? Mira tus pezones. Lo más probable es que tengas alguna grieta.


¿Cómo evitarlas?
Si pones a tu bebé al pecho y notas que te hace daño, no sigas. Saca al bebé del pecho utilizando el dedo meñique para separar al bebé y deshacer la ventosa, y vuélvelo a colocar hasta encontrar la postura que no sea dolorosa. No hay que aguantarse el dolor. La lactancia no debe ser dolorosa ni entendida por ello como un sacrificio.
Se dice también que preparar el pezón durante el embarazo es útil, bien mediante trabajos manuales o bien mediante hidratación. Esto NO es necesario. Ni aunque tengas pezones planos o invertidos.

Ya han aparecido, ¿qué hago?
Lo más importante es que se corrija la causa desencadenante, que en la mayoría de las ocasiones será la mala postura. Si esto no se soluciona, las grietas no te abandonarán.
Para conseguir una buena postura a la hora de amamantar, el bebé tiene que estar contigo ombligo con ombligo, con su cabeza y su cuerpo en linea recta y no con el cuello torcido. La boca del bebé tiene que estar bien abierta, cubriendo no sólo el pezón, sino también la areola. Los labios deben estar evertidos, hacia afuera. Muchas veces mueven la orejita al succionar. Prueba con varias posturas para amamantar. Seguro que encontrarás alguna que te alivie el dolor.
No dudes en consultar con tu matrona o asesora de lactancia si tienes dudas sobre la posición o técnica de tu bebé al lactar.
Es conveniente eliminar los chupetes y los biberones, sobre todo en los bebés más pequeños, porque pueden confundirlo.


¿Sirven para algo las cremas o pomadas para los pezones?
Una vez aparecen grietas, ninguna pomada podrá curarlas si no se corrige la posición. Y si la posición se corrige, la curación suele ser tan rápida que cualquier otro tratamiento resulta innecesario. En cualquier caso sí que es cierto que a algunas mamás les van bien. Para paliar un poco el dolor, se pueden utilizar cremas como el Purelan, que está elaborado a base de lanolina y no es necesario limpiarla para mamar. Es mejor elegir algún producto que no sea necesario retirar, ya que si luego tenemos que limpiar el pezón, corremos peligro de macerarlo todavía más, por lo que no estamos solucionando nada. En cualquier caso las cremas no son mano de santo, y no siempre ayudan, debemos tenerlo en cuenta. La única crema que nos puede ayudar es un antibiótico tópico, pero sólo es útil en casos de de sobreinfección bacteriana, por lo que os la ha de indicar vuestro médico.
La propia leche materna es cicatrizante, por lo que poner unas gotas sobre el pezón es recomendable y posteriormente dejar el pezón al aire el máximo tiempo posible.


¿Son útiles las pezoneras?
Otra opción es el uso de pezoneras de silicona mientras dure la grieta. En cualquier caso su uso debería ser limitado y tampoco siempre funcionan. Hay que tener en cuenta que el bebé dificilmente podrá aprender a mamar mejor si no puede mamar de un pecho desnudo. Y en algunos casos, el dolor, en vez de disminuir, aumenta con la pezonera, pues la grieta roza una y otra vez contra la pared rígida.
Mamar con una pezonera puede resultar dificil, ya que impide que el pezón y la areola se estiren y se amolden a la boca del bebé, por eso puede ser motivo de que la lactancia vaya empeorando hasta su abandono. De todos modos conozco casos en los que las pezoneras han salvado lactancias, pudiendo mantenerla así durante meses. Son especialmente buenas las de Medela.
Si optas por usar pezoneras, deja de usarlas si no notas un alivio inmediato. Su utilidad es proteger la herida mientras el bebé mama y evitar el dolor. Si te duele lo mismo, no vale la pena seguir intentándolo. Si notas alivio, úsala durante unos días y retírala en cuanto la grieta mejore.


¿Existen otras soluciones?
Si el dolor es muy intenso,o tarda en mejorar, puede ser útil recurrir a la compresión mamaria,esto es, comprimir el pecho durante la toma para acortarla y disminuir la presión en el pezón.
Otras alternativas, como las pezoneras de cera de abeja, no han demostrado su utilidad para el alivio de las grietas.

¿Qué es lo que no debo hacer?
Evita los sujetadores apretados y la higiene excesiva. Con la ducha diaria es suficiente.
Evita la humedad en los pezones y no uses discos protectores de celulosa.
No abandones la lactancia. Aunque tengas grietas sangrantes no es motivo para dejar de amamantar a tu bebé. A la mayoría de los bebés la presencia de sangre le importa más bien poco y no es perjudicial para él.


En definitiva, las grietas se curan solas en unos pocos días si se corrige la técnica del bebé a la hora de amamantar.Cuando la posición correcta no aporta una rápida mejoría, hay que pensar que el problema no eran las grietas, o que las grietas están infectadas.