10 de mayo de 2015

La criptorquidia

Es frecuente que a la hora de explorar a un recién nacido varón nos encontremos que uno de sus testículos no se encuentre en la bolsa escrotal. Es lo que llamamos criptorquidia.

¿Qué es?
La criptorquidia es la ausencia de al menos uno de los testículos en el escroto. Puede ser de un lado, lo que ocurre en un gran porcentaje de casos, o de los dos lados. Es bastante frecuente, objetivándose en un hasta un 9% los recién nacidos varones a término. Es todavía más frecuente en caso de prematuridad o bajo peso al nacer.


¿El teste puede descender solo?
El descenso del testículo se puede completar durante los primeros 6 meses de vida en los recién nacido a término y puede retrasarse hasta los 12 meses en caso de prematuros. A partir del año de vida es excepcional que baje a su posición normal por si solo.

A veces veo el testículo, pero otras veces no...
Es lo que se llama teste retráctil o "testículo en ascensor". Permanece en el canal inguinal, y bien de manera espontánea, o bien bajándolo con las manos, el testículo desciende con facilidad. Sólo es necesario hacer un seguimiento por parte del pediatra por mayor riesgo de ascenso, pero en la mayoría de los casos al llegar a la pubertad el testículo permanece en su situación normal.
Para diferenciarlo del teste criptorquídico, puede ayudar observar al niño mientras esté en la bañera o cuando tiene fiebre, ya que con el aumento de la temperatura el teste retráctil baja al escroto, y no así el criptorquídico.

¿Qué consecuencias puede ocasionar?
Se sabe que los pacientes con criptorquidia presentan un mayor riesgo de infertilidad y de desarrollo de cáncer testicular en la edad adulta. Se estima que un varón que nace con criptorquidia tiene 3 veces más riesgo de cáncer testicular que un hombre sano. Si aparece, ocurre entre los 20-40 años.

¿Cómo se trata?
El tratamiento de la criptorquidia siempre será quirúrgico.Las recomendaciones actuales recomiendan que la cirugía se realice antes de los 2 años de edad, idealmente en torno al año, momento en el que se estima que el procedimiento ya es seguro.

En la mayoría de las ocasiones, la técnica elegida por los cirujanos es la orquidopexia, que no es más que la liberación del testículo y su fijación al escroto. En el caso de que los testes no sean palpables, puede ser necesaria una exploración mediante laparoscopia para ubicarlos previamente. Las complicaciones postoperatorias a largo plazo son poco frecuentes, siendo la posibilidad de reascender de un 4%.

El tratamiento pretende favorecer la fertilidad y prevenir complicaciones como la torsión testicular. También parece que la cirugía disminuye las posibilidades de que el testículo descendido acabe convirtiéndose en canceroso.

En caso de testes en ascensor no será necesaria la cirugía en la mayoría de los casos. Basta con un seguimiento por parte del pediatra o cirujano pediátrico cada año para asegurarnos que no se produzca un ascenso.

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