19 de junio de 2014

Alergia a la proteína de leche de vaca

La consulta de estos días en Gastroenterología Pediátrica se ha vuelto monotema. Son muchísimos los niños con alergia a proteínas de leche de vaca, a los cuales se hace seguimiento hasta conseguir su tolerancia. Muchas son las dudas que surgen a los padres en torno a este tema, entre ellos, los siguientes:


¿Qué es?
Es importante diferenciar la alergia de la intolerancia. Cuando hacemos una analítica en busca de esa alergia, lo que buscamos es inmunoglobulina E (IgE). Cuando esta es positiva, hablamos de alergia, pero cuando es negativa, pero igualmente hay síntomas, hablamos de intolerancia o mejor dicho, alergia a proteínas de leche de vaca no IgE mediada.

¿Es muy frecuente?
La APLV ocurre en un 2-3% de la población durante el primer año de vida. La mayoría de los niños se hacen tolerantes con el paso del tiempo de modo que a mayor edad, el porcentaje de niños con APLV disminuye.
Suele debutar entre los 3-4 meses, tras los primeros días de exposición a biberones de fórmula artificial.
La causa de esta alergia suelen ser unas proteínas de la leche en concreto, la betalactoglobulina, las caseinas, alfalactoalbumina y seroalbúmina.


¿Cuales son los síntomas?
Los síntomas suelen ocurrir a los pocos minutos tras la toma de la leche. Este contacto puede dar lugar a reacciones cutáneas, digestivas, respiratorias y la forma más grave, la anafilaxia.
Los síntomas cutáneos constituyen la forma más frecuente de APLV. Suele ser enrojecimiento y urticaria alrededor de la boca y en ocasiones hinchazón de labios, ojos y pabellones auriculares.
También se puede manifestar con síntomas digestivos como vómitos, diarrea, dolor abdominal tras la ingesta o simplemente rechazo del biberón.
Los síntomas respiratorios pueden ser leves, Puede similar un cuadro catarral con mocos, picor de nariz y ojos y lagrimeo, o llegar a producir una crisis de dificultad respiratoria con pitos o tos. En cualquier caso suelen asociarse a otros síntomas y es raro que aparezcan de forma aislada.
Por último se encuentra la anafilaxia, en la que se produce un compromiso vital por afectación de varios órganos a la vez.


¿Cómo se diagnostica?
  • Lo más importante será la historia clínica, es decir, lo que nos cuentan los papás. Eso nos guiará mucho en torno al diagnóstico, y el mecanismo inmunológico causante (IgE mediado o no).
  • Entre las pruebas que tenemos a nuestra disposición para aclarar el diagnóstico se encuentran las pruebas cutáneas o Prick test. Con ella medimos la liberación de histamina que se produce si tiene lugar una reacción entre el alérgeno (en nuestro caso la proteína de la leche) y la IgE específica de este.
  • Por otro lado tenemos la prueba analítica o RAST, que consiste en determinar los niveles de anticuerpos IgE específicos frente las proteínas de la leche de vaca en la sangre del niño. Una determinación por encima de 0.35kU/L se considera positiva. El valor de la IgE nos permite además hacer un seguimiento de nuestro niño y determinar el momento en el que la tolerancia puede ser posible.
  • Otra forma de determinar la posibilidad de APLV es retirando la leche de vaca y usar en su defecto una leche hidrolizada. Se mantiene durante 2-4 semanas. Si existe mejoría de los síntomas, sospecharemos de una APLV,y si no mejora, es poco probable.
  • La prueba de provocación es la prueba de referencia para la confirmación de APLV. No siempre es necesaria para el diagnóstico si el resto de pruebas son claramente positivas. Pero resulta útil también en el momento en el que pasado un tiempo tras la administración de leche hidrolizada, queremos comprobar si nuestro niño se ha vuelto tolerante. Si la prueba de provocación es positiva si el paciente presenta algún síntoma tras la administración de proteínas de leche de vaca. Será negativa si el paciente permanece asintomático. 

¿Cómo se trata?
El tratamiento más eficaz es la eliminación de las proteínas de la leche de la vaca. Si el niño sólamente recibe leche materna, se debe animar a la madre a continuar con este tipo de lactancia y eliminar los lácteos de su dieta. En el caso de que tome leche artificial, se utilizarán fórmulas hidrolizadas, esto es, leches con proteínas "cortadas" o bien leches vegetales como soja, arroz o avena,

Y, ¿la APLV se cura?
Podemos decir que sí. La APLV suele ser algo transitorio que ocurre durante los primeros 1-2 años. En cualquier caso el tiempo que tarda un niño en hacerse tolerante es variable, aunque en el 80% de los casos desaparece a los 5 años. En ocasiones tarda más tiempo y en una pequeña proporción de pacientes, en que la alergia es más intensa, dura toda la vida. 

2 comentarios:

  1. Mi niña tuvo el mismo problema, intolerancia a la leche de vaca y tuve que optar por las leches hidrolizadas, por suerte se adaptó bien, después de un tiempo le volvieron a hacer todos los estudios y resulta que ya era tolerante, ya no tenía ningún síntoma y pudo volver a beber leche normal...

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    1. esa es la evolución normal de los niños con APLV. La gran mayoría acaban siendo tolerantes.

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