11 de junio de 2012

Cuando la amigdalitis viene acompañada. La escarlatina

Últimamente por el servicio de Urgencias pediátricas es muy habitual ver amigdalitis. Aunque los síntomas y signos pueden ser muy variables de un niño a otro, hay un síntoma en concreto que llama mucho la atención: el exantema de la piel.
De hecho, es frecuente que el mismo exantema y no la odinofagia (dolor de garganta) o la fiebre sean el motivo de consulta. Así, cuando haces la exploración física y echas un vistazo a la garganta, las amigdalas grandes, rojas y con exudado, te dan la clave diagnóstica.

Pero, ¿qué es la escarlatina? Se trata de una enfermedad infecto-contagiosa que cursa con: fiebre, amigdalitis, exantema y descamación. Aunque su nombre pueda dar un poco de "miedo" no dejan de ser las típicas anginas, producidas por el mismo germen, que se tratan igual y tienen la misma peligrosidad que éstas.


El contagio se produce a través del aire, por las gotitas de secreciones respiratorias, desde la persona enferma a la sana. También puede transmitirse por objetos o alimentos, aunque este mecanismo de transmisión es mucho menos frecuente.
La causa de esta enfermedad infecciosa es una bacteria, en concreto el Streptococo betahemolítico del grupo A.
Es más frecuente en niños mayores de 6 años, siendo rara en recién nacidos y lactantes, donde son más habituales las amigdalitis de causa vírica. Ocurren sobre todo en invierno y primavera.


Los síntomas que producen son:

  • Periodo de incubación: que dura entre 3 y 5 días y es asintomático.
  • Periodo podrómico o de invasión: de 12-24 horas con inicio brusco: fiebre elevada, vómitos y cefalea, faringoamigdalitis dolorosa (amigdalas rojas, edematosas y con exudado blanco-grisáceo), punteado rojo en el paladar, lengua saburral (cubierta por una capa blanquecina pero con puntos y bordes rojos).
  • Periodo exantemático: erupción generalizada de color rojizo intenso (escarlata), puntiforme (textura en carne de gallina o papel de lija grueso, "niño rasposo"), que se blanquea a la presión; más intenso en las flexuras, como las axilas, lineas que ya no blanquean. Puede afectar a palmas y plantas de manos y pies. La erupción se suele iniciar en el cuello y en la cara, y se caracteriza por enrojecimiento de frente y mejillas, respectando el triángulo nasolabial, es decir, alrededor de la boca. Después se extiende al resto del cuerpo, de arriba hacia abajo. La lengua tiene aspecto aframbuesado.
  • Periodo de descamación: el exantema se resuelve en 3-4 días en forma de descamación, que se acompaña de mejoría del estado general. La descamación también comienza de arriba hacia abajo.

El diagnóstico es fundamentalmente a través de la clínica. También se puede hacer un Streptotest, que no es más que una detección rápida del antígeno del estreptococo, o un frotis faríngeo.

El tratamiento se basa en antibióticos, en concreto la penicilina o la amoxicilina se consideran de elección. La dosis del fármaco se ajusta al peso del niño, y el tratamiento tiene una duración de 10 días. Durante el periodo febril se pueden usar antitérmicos, siendo de elección el ibuprofeno porque a diferencia del paracetamol, este tiene propiedades antiinflamatorias, útiles para ayudar a la resolución de la faringoamigdalitis.

Como posibles complicaciones, se encuentra la fiebre reumática, que afecta al corazón. Su frecuencia se reduce mucho con el tratamiento antibiótico adecuado, y en los últimos casos se ven muy pocos casos. Y por el otro lado se encuentra la llamada glomerulonefritis postestreptocócica, algo más frecuente, que afecta al riñón, y no tiene relación con el tratamiento antibiótico. Da lugar a orinas oscuras con pérdida de proteínas en la orina con edemas (hinchazón sobre todo en tobillos y párpados), que casi siempre cura sin dejar secuelas.

Se puede pasar la escarlatina más de una vez, hasta tres veces, ya que existen al menos tres toxinas productoras de exantema. Así, una misma persona puede sufrir varios episodios de escarlatina por toxinas frente a las que no ha creado anticuerpos aún.

El niño podrá volver al colegio una vez que haya desaparecido la fiebre y una vez que han pasado 24 horas desde el inicio del tratamiento antibiótico.

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