28 de septiembre de 2016

Lo que debes saber para controlar la dermatitis atópica de tu hijo

La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel que se caracteriza por sequedad, picor y aparición de eczemas. Es una enfermedad crónica, que aparece en brotes que alterna con fases de remisión, en los que la piel está mejor.
Aunque ya os hablé de las características de esta enfermedad en este post, hoy me quiero centrar en las medidas no farmacológicas que como madres podéis tomar en casa para prevenir y llevar mejor la enfermedad de vuestros hijos.

Es necesario comprender que no hay una cura milagrosa para la dermatitis atópica, ya que se trata de una enfermedad crónica que no tiene tratamiento curativo, pero que en general mejora con la edad. La duración y las molestias  pueden reducirse considerablemente si cuidamos la piel del niño y realizamos el tratamiento de los brotes adecuadamente según indicaciones de nuestro pediatra.


A veces, simplemente evitando factores que pueden desencadenar un brote o controlando la sequedad propia de la piel, podemos disminuir la probabilidad de que se produzca una recaída. Siguiendo los siguientes consejos podremos conseguir controlar la enfermedad.

1. Evitar tejidos irritantes: La ropa interior, la ropa de cama (sábanas, fundas de almohada, etc) y en general toda la ropa que esté en contacto con la piel del niño es mejor que sea de algodón 100% e idealmente blancas, para evitar además colorantes que puedan actuar como factores irritantes. Los tejidos de lana o de fibra sintética es mejor evitarlos. Es además aconsejable lavar la ropa antes de estrenarla la primera vez, evitar suavizantes, y usar jabones suaves no detergentes. La ropa no debe llevar etiquetas ni costuras gruesas que rocen la piel, ya que algunas fibras de las etiquetas pueden contener irritantes que producen inflamación y aumento del picor.

2, Evitar la sudoración: evitar ropas apretadas o demasiado abrigo. Además, el calor excesivo en la vivienda, sobre todo en el propio dormitorio del niño, es un factor activador del proceso inflamatorio de la piel.

3. El clima y la humedad ambiental: El frío, por otro lado, también ayuda a la deshidratación de la piel, es por ello que el niño atópico empeora durante el invierno y mejora en verano. El sol en sí mismo, el grado de humedad ambiental y las sales del agua del mar mejoran la dermatitis. Por eso es recomendable que en verano los niños se bañen en el mar. El cloro de las piscinas, sin embargo, es un irritante. Por ello es recomendable duchar a los niños en cuanto salgan de estas aguas.
La baja humedad ambiental, por ambientes secos o por calefacción, empeoran el estado de la piel. Los cambios de temperatura bruscos también empeoran el picor y la aparición de lesiones de dermatitis atópica.

5. Hidratar, hidratar e hidratar. Un pilar fundamentalmente en el tratamiento es restaurar la barrera cutánea mediante cremas emolientes. Da igual la marca. Es cuestión de ir probando hasta encontrar la que mejor nos vaya, y continuar con esa. Lo ideal es aplicarlas diariamente sobre las zonas afectas de la piel, al menos dos veces al día. Si la dermatitis está muy bien controlada, podría reducirse a una vez al día o incluso aplicarlos de forma intermitente.

6 .El momento del baño ha de ser breve, no mayor de 5-10 minutos. Mejor ducha, cuando ya son niños más mayorcitos. El agua idealmente debe estar tibia o no muy caliente. El baño debe mantenerse incluso cuando haya lesiones activas importantes, exudativas o infectadas, ya que el baño ayuda a limpiar la piel, elimina las costras y facilita la aplicación posterior de cremas hidratantes o fármacos tópicos. Se recomienda utilizar un jabón de avena o con un pH ácido o neutro, dado que así se protege en manto graso de la piel y se dificulta la colonización por bacterias. El secado debe ser con una toalla de algodón, y a toquecitos, evitando frotar o restregar. Con la piel todavía ligeramente húmeda, se puede aplicar un aceite de baño o una crema hidratante. Un baño sin la posterior aplicación de crema hidratante o aceite, genera más sequedad y picor, por eso es el mejor momento para aplicarlas. Los corticoides tópicos pueden aplicarse después del baño. Para la administración de tacrolimus (Protopic) o pimecrolimus (Elidel) es mejor esperar a una hora después del baño con la piel seca. No es recomendable una frecuencia mayor de 2-3 baños/duchas semanales.
Si estamos hablando de un bebé, en los cambios de pañal es mejor usar agua solamente. Se reserva el jabón para cuando realmente lo necesite por estar sucio.


7. Se recomienda que los niños con dermatitis atópica tengan siempre las uñas bien cortadas y limpias, para evitar lesionarse con el rascado y sobreinfectar la piel.

8. En niños con alergia a los ácaros, el contacto directo de estos con la piel puede desencadenar brotes de dermatitis atópica. En estos casos es importante realizar control ambiental, es decir, realizar una buena limpieza de la casa, evitar el polvo quitando peluches, alfombras, cortinas, libros de las estanterías en la habitación del niño,pósters, etc. En caso de niños con alergia a animales, es útil evitar la presencia de estos en el interior del domicilio. En cualquier caso, y aunque el niño no sea alérgico a los ácaros del polvo o las proteínas de los animales, deben tomarse estas medidas ya sólo por el efecto irritante que tienen sobre la piel y la posible sensibilización a ellos a lo largo del tiempo.

9. En el momento actual no existe evidencia científica que avale la eficacia de la dieta de eliminación de alimentos en el tratamiento de la dermatitis atópica. No se ha visto que eliminando alimentos como la leche, el huevo, los frutos secos.. la enfermedad mejore. Sólo se excluirán de la dieta en caso de demostrarse la alergia. Nunca se debe eliminar un alimento de la dieta que se bien tolerado por el niño.

10. El estrés puede favorecer la aparición de un brote, sobre todo en niños mayores y adolescentes.

Algunas veces, y aún controlando los factores desencadenantes de la enfermedad, puede aparecer un brote. En este caso será necesario tratamiento con corticoides tópicos, a los que podrá añadirse inmunomoduladores tópicos, antibioterapia tópica, o incluso tratamiento sistémico si el brote es grave o extenso.

La dermatitis atópica es una enfermedad que puede ser muy latosa, por su curso crónico y recidivante. Pero debemos tener en cuenta que en la mayoría de las ocasiones será una enfermedad leve y que desaparecerá en torno a los 7-8 años de edad. Mientras tanto, mejor prevenir, hidratando la piel a fondo, que curar el brote.