4 de diciembre de 2013

Es etapa de bronquiolitis

La ocupación de mi hospital se ha incrementado de forma importante en los últimos días. Los procesos respiratorios, como las bronquiolitis, las reagudizaciones asmáticas y las neumonías, constituyen la patología más frecuente como causa de ingreso últimamente.

Hoy uno de los niños que vimos en el Centro de Salud ha terminado ingresado por una bronquiolitis por el virus respiratorio sincitial. Qué mejor momento para repasar este tema en el blog.

¿Qué es la bronquiolitis?
Es una enfermedad aguda causada por virus, caracterizada por obstrucción de la pequeña vía aérea. Es la infección más frecuente del tracto respiratorio inferior en los niños menores de 2 años. El pico de infección se produce entre los 2 y 6 meses de edad. La duración habitual de los síntomas suele estar en 12 días, pero a veces puede persistir hasta los 28 días. Hasta la mitad de los niños con  bronquiolitis tendrán episodios de sibilancias recurrentes en los meses o años posteriores.

¿Cual es la causa?
El virus respiratorio sincitial es el causante del 20-40% de los casos. Suele presentarse entre Noviembre y Marzo, constituyendo la etapa epidémica. Otros responsables son los rinovirus, adenovirus, metapneumovirus, influenza, parainfluenza y bocavirus, pero es frecuente también la infección de dos virus a la vez.


¿Cómo se diagnostica?
Se basa sobre todo en la exploración física del niño y en la historia clínica. Se trata de niños menores de 12-24 meses, que presentan un primer episodio de moco nasal, tos seca, y pitos en el pecho (llamados sibilancias y crepitantes), que puede asociar dificultad para respirar.
En principio no hacen falta pruebas complementarias para el diagnóstico. Radiografía de tórax, analíticas o cultivos de sangre o orina deben considerarse en situaciones especiales (según edad del paciente, fiebre persistente, mal estado general u otros signos de gravedad)

¿Cómo se trata?
El tratamiento fundamental son los broncodilatadores, muchas veces acompañados de suero salino hipertónico. Dependiendo de la edad del niño, se puede iniciar el tratamiento con salbutamol o adrenalina.
El uso de corticoides, tanto como inhalados como por boca, no estaría indicado de entrada en las bronquiolitis, tampoco los antibióticos.
Son también útiles la desobstrucción de la nariz del niño mediante lavados nasales con suero salino, la aspiración de las secreciones, las medidas posturales (elevación de la cabecera de la cuna) y la alimentación fraccionada.



¿Existe alguna forma de prevenirlo?
Existe una vacuna, el palivizumab, que se recomienda en niños de mayor riesgo, como los prematuros menores de 32 semanas, con enfermedad pulmonar crónica grave o sin enfermedad pulmonar crónica pero con múltiples factores de riesgo.
Por otro lado es necesario lavarse bien las manos y de forma frecuente para evitar el contagio de los virus, evitar el exceso de visitas, sobre todo en los niños prematuros, evitar el contacto con personas enfermas y los ambientes hacinados.
Es necesario además evitar la exposición al humo del tabaco, tanto en el domicilio como fuera de él. Los niños con bronquiolitis no deben acudir a la guardería.

3 de diciembre de 2013

La dermatitis atópica en el niño

La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel que se caracteriza por piel seca, picor y aparición de eczemas. Es una enfermedad crónica, que aparece en brotes que alterna con fases de remisión, en los que la piel está mejor.  No es una alergia a ninguna sustancia determinada, por lo que no va a resolverse por realizar pruebas de alergia ni por eliminar alimentos.

No se sabe muy bien por qué se produce. Parece que es una relación entre factores genéticos, medioambientales, inmunológicos, psicológicos y de función de la barrera cutánea. Y es que si examinamos la piel al microscopio, veremos que hay una alteración de los lípidos de la piel, que da lugar a un deterioro de su función barrera, dando lugar a una pérdida de agua. Esto da lugar a la sequedad e inflamación de la piel características de esta enfermedad.

No hay ninguna prueba que nos permita diagnosticarla. El diagnóstico lo hace el pediatra. Una dermatitis que pica, que es persistente o recurrente, y con una localización característica, es altamente sugestiva de dermatitis atópica, sobre todo cuando existen antecedentes familiares o el niño presenta otras manifestaciones de atopia, como rinitis, asma o alergia alimentaria o a fármacos.

Las manifestaciones de de la dermatitis atópica se dividen en tres etapas, que suelen denominarse del lactante, infantil y del adulto. Aunque esta división por etapas es muy útil para describir la enfermedad, la dermatitis atópica puede iniciarse y finalizar a cualquier edad. Las lesiones de la piel en la fase del lactante son las más frecuentes seguidas por las infantiles y por último las del adulto, que son las menos frecuentes.

En el lactante, suele empezar hacia los 5 meses de vida. La localización más habitual es en la cara, respetando las zonas alrededor de los ojos, la nariz, y la boca. Son también frecuentes en el cuero cabelludo, las orejas, el dorso de las manos y las zonas de extensión de las extremidades.
Suelen ser manchitas rojas y edematosas, muchas veces con erosiones, exudación y costras El picor es un síntoma constante.

La infantil, es aquella que se inicia hacia los dos años y con un final entre los 7 años y la pubertad. Las lesiones se observan sobre todo en las flexuras, en especial en los codos y en las rodillas, pero también pueden aparecer en otras zonas. En esta fase encontramos eccemas con vesículas, pero muchas veces con el picor los niños se rascan y estas vesículas se rompen quedando erosiones, con exudación y formación de costras.


Ya después de la pubertad las lesiones son llamadas "del adulto". Las lesiones típicas de la dermatitis atópicas son placas liquenificadas, es decir, la piel se presenta engrosada, con aumento de su reticulado normal. Esto se produce como consecuencia del rascado crónico y es muy frecuente que por encima de ellas aparezcan excoriaciones. Se producen sobre todo en la nuca, el dorso de las manos y los pies, la cara interna de las muñecas y en la zona de extensión de las piernas.

La sequedad de la piel aparece prácticamente siempre, independientemente de la edad.  La pitiriasis alba es otro síntoma que puede aparecer, sobre todo en edad escolar. Son manchas blanquecinas, con una fina descamación, en general redondeadas u ovaladas y de varios centímetros de diámetro. No producen picor y predominan sobre todo en cara y en brazos y piernas. Existen otras lesiones de la piel, menos frecuentes, que también pueden aparecer en la dermatitis atópica, como el prurigo, la acrovesiculosis, o la eritrodermia.


Para el tratamiento, es imprescindible evitar todas las circunstancias y elementos que provocan picor, como el calor, sobre todo el producido por aire caliente, la sequedad del ambiente, el contacto con lana, plásticos y en algunos casos otras fibras. El exceso de agua y jabón es perjudicial, pero también lo es la falta de higiene. Es preferible realizar duchas antes que baños, con agua no muy caliente y con gel con un pH más bien ácido. Después de la ducha se debe hidratar bien la piel con cualquier crema emoliente, repitiendo su aplicación durante el día en aquellas zonas más secas.
Se deben evitar irritantes, como el contacto con alimentos ácidos (tomate, cítricos), si es un lactante cambiar frecuentemente el pañal, y aclarar de forma cuidadosa la ropa.
Cuando necesitamos fármacos, son de elección los corticoides, que consiguen controlar la dermatitis en la mayoría de los casos, siendo los más utilizados en niños los de potencia baja y media. Para el picor, son útiles los antihistamínicos, En brotes agudos, sobre todo cuando la sobreinfección es evidente, pueden ser necesarios los antibióticos. Los corticoides orales están reservados en casos rebeldes a los tratamientos anteriores y durante periodos cortos.