28 de enero de 2013

La enfermedad meningocócica y las meningitis

La meningitis es una enfermedad que consiste en la inflamación de unas membranas que envuelven el cerebro, pero que no es siempre sinónimo de gravedad. Podríamos decir, simplificando un poco, que existen dos tipos de meningitis: las "buenas", que son producidas por virus, y las "malas" o bacterianas.


Las meningitis víricas son relativamente frecuentes. Suelen afectar a niños y jóvenes pero sin comportar gravedad. En la mayoría de los casos la evolución es benigna y no precisa tratamiento antibiótico ni para el propio paciente ni para los que estuvieron en contacto con él. Los síntomas más comunes son: dolor de cabeza y fiebre, que se puede acompañar de vómitos
El mecanismo de transmisión suelen ser las heces o las secreciones respiratorias (tos, estornudos, besos en la boca...) por lo que una higiene habitual correcta, como el lavado de manos, ayuda a prevenir el contagio de la enfermedad por este tipo de gérmenes.

Las meningitis bacterianas son menos frecuentes, pero son las más graves. De hecho, el número de estas infecciones ha disminuido de forma importante durante los últimos años. Hoy en día, la bacteria más habitual causante de meningitis en niños es el meningococo.


El meningococo es una bacteria que está habitualmente en la nariz y en la garganta de algunas personas. Un pequeño porcentaje de ellas pueden ser portadoras, sin ser por ello enfermos.  Se puede transmitir bien por la tos, estornudos o por contacto directo. Sin embargo no es fácil contraer la enfermedad ya que se necesita convivencia o un contacto muy estrecho y prolongado con el portador. Hay varios tipos de meningococos, siendo en nuestro medio el más frecuente el meningococo B, para el que en la actualidad existe una vacuna eficaz, Bexsero, de la que os aquí: Bexsero o no Bexsero, esa es la cuestión.
El meningoco es el causante de la enfermedad meningocócica que habitualmente se manifiesta bien como una meningitis (inflamación local de las meninges) o bien como septicemia (presencia de la bacteria en la sangre).


Aunque el riesgo de desarrollar la infección es muy baja, es importante conocer los síntomas que se asocian con la enfermedad meningocócica:
En los bebés: fiebre, inquietud, palidez de piel, llanto inconsolable, somnolencia, rechazo de los alimentos, erupción en la piel en forma de manchas que no desaparecen con la presión (petequias) o en forma de hematomas.
En los niños y adultos: dolor de cabeza, vómitos, rigidez de nuca, confusión mental, malestar por la luz intensa, erupción en la piel en forma de manchas que no desaparecen a la presión (petequias) o en forma de hematomas.
Así, en caso de que el niño presente alguno de estos síntomas, es importante consultar con el pediatra, ya que podría ser una forma clínica grave y precisar tratamiento inmediato.

14 de enero de 2013

La piel de recién nacido: el eritema tóxico

En mi última guardia consulté a una mamá que traía a su bebé de sólo 7 días de vida por una erupción cutánea que le afectaba sobre todo a cara, cuello, pecho y espalda. Estaba muy preocupada al desconocer de qué se trataba.
Pues bien, el recién nacido presenta una serie de lesiones cutáneas benignas transitorias propias de esta época de la vida, que casi nunca necesitan ser tratadas. Una de ellas es el exantema toxo-alérgico del recién nacido, que es lo que tenía este bebé. Es también llamado eritema tóxico, y afecta entre a un tercio y la mitad de los recién nacidos a término, siendo raro en prematuros. Aunque su nombre asuste, no se trata de una enfermedad de naturaleza "tóxica".


Se inicia entre las 24-48 horas de vida y desaparece hacia los 7-10 días, aunque en ocasiones puede durar varias semanas. Las lesiones afectan sobre todo a cara, cuello, espalda y, en menor intensidad, a los miembros. Se trata de manchas rojizas extensas con lesiones en su superficie que parecen pus. Suelen respetarse las palmas de las manos y las plantas de los pies. Las lesiones pueden ir variando de lugar durante su evolución.

El recién nacido se mantiene con buen estado general. Se desconoce la causa, aunque se mantiene la teoría de que es producido por el paso de linfocitos maternos al niño durante el embarazo o en el momento del parto.
No es necesario ningún tratamiento.

9 de enero de 2013

Flash pediátrico: el exantema súbito

El exantema súbito es también llamado roseola o sexta enfermedad. Se trata de una enfermedad exantemática característica de los niños producida por el herpes virus 6. Este microorganismo se transmite mediante el contacto directo con la saliva o con el moco de la persona enferma, o bien a través de minúsculas gotas emitidas al hablar. Los principales afectados son los niños entre los 6 meses y los dos años de edad. Es más frecuente entre los meses de marzo y abril.


Tiene una forma de evolución muy característica que hace que a posteriori sea muy fácil de reconocer por nosotros los pediatras. La fiebre sube rápidamente y se mantiene en valores altos durante los tres o cuatro días. A continuación, desciende bruscamente y sobre el cuerpo del bebé aparecen muchas manchitas rosadas similares a la cabeza del alfiler. Al principio aparecen en el tronco, pero, en poco tiempo, se extienden al cuello y raíz de extremidades, siendo rara la afectación facial. Al cabo de dos o tres días se desvanecen, lo que indica su curación.


Como buena enfermedad viral que es no existe un tratamiento específico para ella. Es decir, tal y como viene, se va. Los únicos fármacos que pueden ser necesarios son los antitérmicos.

No existe una forma de prevenir el contagio. En cualquier caso es una enfermedad "benigna" que se cura en poco tiempo y que carece de complicaciones. Además, no representa un riesgo para losa dultos de la familia y no es peligrosa ni siquiera si se contrae durante el embarazo.