Si bien ya tenía constancia de la miel como arma útil en el tratamiento de la tos en niños, se ha publicado un nuevo estudio que podemos leer en Evidencias en Pediatría sobre la mejora de la tos nocturna en niños con infecciones del tracto respiratorio superior con la toma de miel.
En este estudio se seleccionaron 300 niños y se comparó el uso de distintos tipos de miel frente a placebo. El resultado final fue una disminución de la frecuencia, gravedad y molestias de la tos, y una mejoría del sueño frente al placebo.
Existen igualmente otros estudios en donde se ha comparado los jarabes antitusivos frente a la miel, objetivándose la eficacia de esta última. Igualmente, la miel no parece tener efectos secundarios por encima del año de vida, lo que sí ocurre con los medicamentos, dato importante a tener en cuenta.
A veces cuando atiendo niños que acuden por "tos y mocos", y tienen simplemente una infección respiratoria de vías altas, los padres se sorprenden cuando no pauto ningún medicamento. La tos en sí, no es mala. Como la fiebre o los mocos, es un mecanismo de defensa de nuestro cuerpo. Con la tos movilizaciones secreciones y mantenemos la vía aérea despejada. Lo único que debemos hacer es mantener al pequeño correctamente hidratado, es decir, que beba abundantes líquidos. Por lo demás, lo único que queda es vigilancia domiciliaria, y sobre todo, paciencia.
Como conclusión final: dada la potencial peligrosidad de los fármacos antitusivos y su no demostrada eficacia, la miel puede constituir una alternativa terapéutica para tratar la tos en niños superiores a un año con una infección del tracto respiratorio superior.
En cualquier caso os lanzo una pregunta. ¿Cómo tratáis vosotros la tos en vuestras casas?
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29 de noviembre de 2012
23 de noviembre de 2012
Cuidado con lo que comes, mamá
De todos es bien conocido la importancia que tiene la alimentación de la madre durante la gestación. Recientemente ha salido a la luz un nuevo estudio que pone en relación la exposición a acrilamida con un bajo peso y menor circunferencia craneal del recién nacido.
Se trata de un estudio internacional dirigido por el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental de Barcelona y la Universidad de Estocolmo (Suecia) que estudió la dieta de un total de 1.100 mujeres embarazadas y a sus recién nacidos. La diferencia entre las madres expuestas a altos niveles de acrilamida y las expuestas a niveles bajos puede ser de hasta 132 gramos en el peso del bebé y 0.33 centímentros en el tamño de su cabeza.
¿Y en dónde se encuentra la acrilamida? En la dieta. Se trata de una sustancia química que se forma al freír, tostar, asar u hornear los alimentos ricos en carbohidratos como las patatas fritas, chips, bollería o cereales de desayuno; aumentando a mayor temperatura y tiempo de cocción de este tipo de alimentos. Según el coordinador del estudio y director científico de este estudio, "el efecto estimado del alto nivel de exposición a la acrilamida sobre el peso de un bebé al nacer es comparable al efecto adverso conocido del tabaquismo".
Las implicaciones en salud pública de los resultados de este estudio son realmente importantes. Porque el peso al nacer está relacionado con numerosos efectos adversos para la salud en los primeros años de vida e incluso posteriormente, tales como la estatura reducida, aumento de la incidencia de enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus tipo 2 y osteoporosis. De hecho, existe una creciente preocupación mundial acerca de los efectos potenciales para la salud de la exposición alimentaria a la acrilamida. Los investigadores ya pueden afirmar que esta sustancia atraviesa la placenta, y por lo tanto, existe un particular riesgo para la salud del feto.
Se trata de un estudio internacional dirigido por el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental de Barcelona y la Universidad de Estocolmo (Suecia) que estudió la dieta de un total de 1.100 mujeres embarazadas y a sus recién nacidos. La diferencia entre las madres expuestas a altos niveles de acrilamida y las expuestas a niveles bajos puede ser de hasta 132 gramos en el peso del bebé y 0.33 centímentros en el tamño de su cabeza.
¿Y en dónde se encuentra la acrilamida? En la dieta. Se trata de una sustancia química que se forma al freír, tostar, asar u hornear los alimentos ricos en carbohidratos como las patatas fritas, chips, bollería o cereales de desayuno; aumentando a mayor temperatura y tiempo de cocción de este tipo de alimentos. Según el coordinador del estudio y director científico de este estudio, "el efecto estimado del alto nivel de exposición a la acrilamida sobre el peso de un bebé al nacer es comparable al efecto adverso conocido del tabaquismo".
Las implicaciones en salud pública de los resultados de este estudio son realmente importantes. Porque el peso al nacer está relacionado con numerosos efectos adversos para la salud en los primeros años de vida e incluso posteriormente, tales como la estatura reducida, aumento de la incidencia de enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus tipo 2 y osteoporosis. De hecho, existe una creciente preocupación mundial acerca de los efectos potenciales para la salud de la exposición alimentaria a la acrilamida. Los investigadores ya pueden afirmar que esta sustancia atraviesa la placenta, y por lo tanto, existe un particular riesgo para la salud del feto.
18 de noviembre de 2012
El asma en los niños (IV) - Cómo se trata
Después de una introducción sobre el asma infantil (aquí o aquí) hoy toca hablar de su tratamiento.
¿Cómo se trata el asma?
Como se ha mencionado en anteriores posts, el asma es una enfermedad inflamatoria crónica que se acompaña de crisis agudas y en algunos pacientes, de síntomas persistentes. Para controlar el asma es necesario tratar no sólo los episodios agudos, si no también la inflamación bronquial que los favorece y que provoca los síntomas continuos en algunos pacientes.
Además de la educación del paciente y su familia para el manejo del asma, es importante tomar medidas de control medioambiental: evitar alérgenos (polen, ácaros, mohos...) e irritantes (tabaco, sprays, contaminación ambiental) que puedan desencadenar un ataque de asma.
El tratamiento farmacológico se divide en: tratamiento para la crisis aguda, para prevenirlas y mantener el control de la enfermedad, y para la alergia si es necesario.
¿De qué medicamentos se dispone?
Hay dos grandes tipos de medicamentos, según su función:
- Medicamentos aliviadores o medicamentos de rescate: se utilizan en las crisis o cuando hay síntomas, ya que los alivian una vez que han aparecido. Para ello se utilizan los broncodilatadores de acción rápida que relajan los músculos de los bronquios. Tienen un efecto inmediato, pero no influyen en la inflamación y por tanto, en la enfermedad a medio o largo plazo.
Si es necesario usar este tipo de medicación con frecuencia, significa que el asma no está bien controlada, por lo que será necesario pautar un tratamiento preventivo o modificarlo si ya lo recibe.
- Medicamentos preventivos, tratamiento de control, de mantenimiento o de fondo: son lo que previenen o controlan el asma para que no aparezcan los síntomas. Los principales son los antiinflamatorios, fundamentalmente los corticoides inhalados y los antileucotrienos, que actúan eliminando la inflamación de los bronquios y, por tanto, su excesiva sensibilidad. Se deben tomar de forma continua, incluso en ausencia de síntomas. Si la sintomalogía persiste a pesar del tratamiento, es conveniente acudir al pediatra para una posible modificación del mismo.
¿Qué tipo de broncodilatadores existen?
Existen dos tipos fundamentalmente:
- Broncodilatadores de acción rápida (salbutamol, terbutalina): son los más empleados. No tienen acción preventiva, sólo alivian los sintomas porque ayudan a abrir el bronquio de forma transitoria durante un ataque de asma. Cuando se usan su efecto se nota rápidamente, generalmente al cabo de 5-10 minutos, aunque a las pocas horas desaparece.
- Broncodilatadores de efecto prolongado (salmeterol, formoterol): su acción broncodilatadora dura más tiempo, hasta unas 12 horas. A pesar de su efecto broncodilatador, deben ser usados acompañando a un tratamiento antiinflamatorio. En los niños se usan como tratamiento de mantenimiento y siempre combinados con los corticoides en el mismo dispositivo de inhalación.
Existe además un tercer tipo de broncodilatador, llamado bromuro de ipratropio, que se usa mucho menos. Cuando se utiliza, ha de ir asociado a salbutamol o terbutalina, ya que la acción de los dos potencia el efecto broncodilatador. Hoy en día su uso está restringido al ámbito de las urgencias.
¿Qué tipo de medicamentos tenemos para el tratamiento de fondo del asma?
Hay varios tipos de medicamentos preventivos o de control. Estos se usan durante periodos prolongados de tiempo. Los más usados son:
- Corticoides inhalados: son los más eficaces para el control del asma. Se usan generalmente dos veces al día. Su máximo efecto no se alcanza hasta las 4-6 semanas de su inicio. Son eficaces sobre todo en casos de niños con asma persistente (que tienen síntomas también fuera de las crisis o alteraciones persistentes de la función pulmonar) y menos útiles para tratar a los niños que sólo tengan crisis ocasionales y que entre las crisis estén totalmente bien.
- Antileucotrienos (montelukast): tienen la ventaja de administrarse por vía oral, en pastillas masticables o en gránulos. Son menos potentes que los corticoides inhalados. Se toman una vez al día.
- Asociaciones de corticoides inhalados con broncodilatadores de acción prolongada: esta asociación es especialmente útil en niños con asma grave y en asma moderada que no se controla con dosis bajas o moderadas de corticoide inhalado. Permite controlar mejor la enfermedad sin tener que aumentar la dosis de corticoides.
- Corticoides orales: su uso más habitual es como tratamiento de alivio en las crisis moderadas y graves que no responden bien a los medicamentos y broncodilatadores en un ciclo de unos 3-5 días.
¿Cómo se estructura el tratamiento del asma?
Inicialmente, el tratamiento se establece según el nivel de gravedad. Posteriormente, el médico decidirá las subidas o bajadas de medicación de acuerdo con el grado de control del asma que alcance el niño.
Los niños con asma episódica ocasional (menos de 4 o 5 crisis al año, sin síntomas entre crisis y sin alteraciones en la función respiratoria) no precisan ningún tratamiento de control. Pueden utilizar sólo los broncodilatadores cuando tengan los síntomas o crisis agudas.
Los niños con asma episódica frecuente (6-8 crisis al año y/o con síntomas durante los esfuerzos intensos y/o alteraciones leves pero persistentes en su función respiratoria) deberán utilizar un medicamento de control, bien sean corticoides inhalados a dosis bajas o bien montelukast, según la indicación del médico. Si no se controla bien, o en casos de asma moderada, se puede utilizar una asociación de ambos medicamentos o una asociación de corticoides inhalados con broncodilatadores de acción prolongada. Estas asociaciones permiten evitar el uso de dosis más altas de corticoides inhalados.
En los casos de asma más grave se usan combinaciones diferentes con los medicamentos disponibles, a fin de encontrar la más eficaz y con menor riesgo de efectos adversos para llegar al control de la enfermedad.
De forma periódica el pediatra verificará el control del asma y podrá cambiar la medicación reduciéndola, suspendiéndola o aumentándola.
¿Cómo se trata el asma?
Como se ha mencionado en anteriores posts, el asma es una enfermedad inflamatoria crónica que se acompaña de crisis agudas y en algunos pacientes, de síntomas persistentes. Para controlar el asma es necesario tratar no sólo los episodios agudos, si no también la inflamación bronquial que los favorece y que provoca los síntomas continuos en algunos pacientes.
Además de la educación del paciente y su familia para el manejo del asma, es importante tomar medidas de control medioambiental: evitar alérgenos (polen, ácaros, mohos...) e irritantes (tabaco, sprays, contaminación ambiental) que puedan desencadenar un ataque de asma.
El tratamiento farmacológico se divide en: tratamiento para la crisis aguda, para prevenirlas y mantener el control de la enfermedad, y para la alergia si es necesario.
¿De qué medicamentos se dispone?
Hay dos grandes tipos de medicamentos, según su función:
- Medicamentos aliviadores o medicamentos de rescate: se utilizan en las crisis o cuando hay síntomas, ya que los alivian una vez que han aparecido. Para ello se utilizan los broncodilatadores de acción rápida que relajan los músculos de los bronquios. Tienen un efecto inmediato, pero no influyen en la inflamación y por tanto, en la enfermedad a medio o largo plazo.
Si es necesario usar este tipo de medicación con frecuencia, significa que el asma no está bien controlada, por lo que será necesario pautar un tratamiento preventivo o modificarlo si ya lo recibe.
Medicamento broncodilatador |
- Medicamentos preventivos, tratamiento de control, de mantenimiento o de fondo: son lo que previenen o controlan el asma para que no aparezcan los síntomas. Los principales son los antiinflamatorios, fundamentalmente los corticoides inhalados y los antileucotrienos, que actúan eliminando la inflamación de los bronquios y, por tanto, su excesiva sensibilidad. Se deben tomar de forma continua, incluso en ausencia de síntomas. Si la sintomalogía persiste a pesar del tratamiento, es conveniente acudir al pediatra para una posible modificación del mismo.
Medicamento antiinflamatorio |
¿Qué tipo de broncodilatadores existen?
Existen dos tipos fundamentalmente:
- Broncodilatadores de acción rápida (salbutamol, terbutalina): son los más empleados. No tienen acción preventiva, sólo alivian los sintomas porque ayudan a abrir el bronquio de forma transitoria durante un ataque de asma. Cuando se usan su efecto se nota rápidamente, generalmente al cabo de 5-10 minutos, aunque a las pocas horas desaparece.
- Broncodilatadores de efecto prolongado (salmeterol, formoterol): su acción broncodilatadora dura más tiempo, hasta unas 12 horas. A pesar de su efecto broncodilatador, deben ser usados acompañando a un tratamiento antiinflamatorio. En los niños se usan como tratamiento de mantenimiento y siempre combinados con los corticoides en el mismo dispositivo de inhalación.
Existe además un tercer tipo de broncodilatador, llamado bromuro de ipratropio, que se usa mucho menos. Cuando se utiliza, ha de ir asociado a salbutamol o terbutalina, ya que la acción de los dos potencia el efecto broncodilatador. Hoy en día su uso está restringido al ámbito de las urgencias.
¿Qué tipo de medicamentos tenemos para el tratamiento de fondo del asma?
Hay varios tipos de medicamentos preventivos o de control. Estos se usan durante periodos prolongados de tiempo. Los más usados son:
- Corticoides inhalados: son los más eficaces para el control del asma. Se usan generalmente dos veces al día. Su máximo efecto no se alcanza hasta las 4-6 semanas de su inicio. Son eficaces sobre todo en casos de niños con asma persistente (que tienen síntomas también fuera de las crisis o alteraciones persistentes de la función pulmonar) y menos útiles para tratar a los niños que sólo tengan crisis ocasionales y que entre las crisis estén totalmente bien.
- Antileucotrienos (montelukast): tienen la ventaja de administrarse por vía oral, en pastillas masticables o en gránulos. Son menos potentes que los corticoides inhalados. Se toman una vez al día.
- Asociaciones de corticoides inhalados con broncodilatadores de acción prolongada: esta asociación es especialmente útil en niños con asma grave y en asma moderada que no se controla con dosis bajas o moderadas de corticoide inhalado. Permite controlar mejor la enfermedad sin tener que aumentar la dosis de corticoides.
- Corticoides orales: su uso más habitual es como tratamiento de alivio en las crisis moderadas y graves que no responden bien a los medicamentos y broncodilatadores en un ciclo de unos 3-5 días.
¿Cómo se estructura el tratamiento del asma?
Inicialmente, el tratamiento se establece según el nivel de gravedad. Posteriormente, el médico decidirá las subidas o bajadas de medicación de acuerdo con el grado de control del asma que alcance el niño.
Los niños con asma episódica ocasional (menos de 4 o 5 crisis al año, sin síntomas entre crisis y sin alteraciones en la función respiratoria) no precisan ningún tratamiento de control. Pueden utilizar sólo los broncodilatadores cuando tengan los síntomas o crisis agudas.
Los niños con asma episódica frecuente (6-8 crisis al año y/o con síntomas durante los esfuerzos intensos y/o alteraciones leves pero persistentes en su función respiratoria) deberán utilizar un medicamento de control, bien sean corticoides inhalados a dosis bajas o bien montelukast, según la indicación del médico. Si no se controla bien, o en casos de asma moderada, se puede utilizar una asociación de ambos medicamentos o una asociación de corticoides inhalados con broncodilatadores de acción prolongada. Estas asociaciones permiten evitar el uso de dosis más altas de corticoides inhalados.
En los casos de asma más grave se usan combinaciones diferentes con los medicamentos disponibles, a fin de encontrar la más eficaz y con menor riesgo de efectos adversos para llegar al control de la enfermedad.
De forma periódica el pediatra verificará el control del asma y podrá cambiar la medicación reduciéndola, suspendiéndola o aumentándola.
10 de noviembre de 2012
Flash pediátrico: hernia umbilical
La hernia umbilical o de ombligo consiste en una debilidad en el cierre de los músculos rectos del abdomen, en el punto por el que sale el cordón umbilical, por el que abulta un asa intestinal (un fragmento del intestino) más o menos grande (desde el tamaño de un garbanzo hasta un huevo de gallina o más.
La gran mayoría de las hernias umbilicales, en los niños de raza blanca, tienden a desaparecer por sí solas. por lo que la posibilidad de un tratamiento quirúrgico se pospone hasta los tres años, ya que a esa edad habrá desaparecido en casi todos los casos.
No se deben utilizar monedas, botones, esparadrapos u otros sistemas para contener la hernia, ya que de esta forma aumenta el riesgo de estrangulación del asa intestinal, que prácticamente no existe si no se hace nada.
La gran mayoría de las hernias umbilicales, en los niños de raza blanca, tienden a desaparecer por sí solas. por lo que la posibilidad de un tratamiento quirúrgico se pospone hasta los tres años, ya que a esa edad habrá desaparecido en casi todos los casos.
No se deben utilizar monedas, botones, esparadrapos u otros sistemas para contener la hernia, ya que de esta forma aumenta el riesgo de estrangulación del asa intestinal, que prácticamente no existe si no se hace nada.
8 de noviembre de 2012
El asma en el niño (III) - factores desencadenantes
Muchas veces las madres de niños asmáticos se preguntan qué es lo pueden hacer para prevenir una crisis en sus pequeños. Para ello es importante conocer cuales son las causas desencadenantes de los ataques. Cualquiera de los factores de los que os voy a hablar a continuación pueden provocarlos, pero hay niños que son más propensos a unos que a otros. Por ello es importante que cada paciente reconozca e identifique factores que desencadenan su asma para aprender a evitarlos o limitar su exposición.
Entre los factores desencadenantes de los ataques o crisis de asma tenemos los siguientes:
Infecciones respiratorias
Constituyen la causa más frecuente, ya que los virus respiratorios son responsables de hasta el 85% de las crisis de asma en los niños.
Alérgenos
Son sustancias que, al introducirse en el organismo, provocan una respuesta alérgica en personas susceptibles o sensibilizadas. Hasta un 80% de los niños mayores con asma están sensibilizados a algún alérgeno. En el asma, el contacto con estas sustancias con el epitelio o capa que recubre los bronquios por dentro pueden provocar la activación y liberación de sustancias responsables de la inflamación y/o contracción de los bronquios.
Los alérgenos más frecuentes son:
- Los ácaros del polvo: pueden afectar al enfermo a lo largo de todo el año. Abundan más en zonas cálidas y húmedas, como la costa. Por esto mismo, su concentración es mayor en periodos más templados y húmedos como la primavera o el otoño. Los ácaros del polvo se acumulan en librerías, alfombras, moquetas, colchones... Cuando se barre o limpia la casa se puede producir un aumento de estos ácaros en el aire que el niño respira, pudiendo ocasionar un ataque de asma.
- El polen: se considera un alérgeno estacional, ya que afecta al enfermo sólo en las épocas del año en las que se produce la polinización de la planta o árbol.
- Los animales dosmésticos: son fuente de alérgenos, sobre todo su caspa, saliva y/o orina. Entre los más frecuentes están los gatos, los perros y hamsters. La caspa de los animales es muy volátil, por lo que pueden aparecer sensibilizaciones en niños que aparentemente no tienen contacto con los mismos, pero que frecuentan espacios donde han estado animales o personas que la transportan en sus ropas (colegios, guarderías...). Además, los animales con pelo largo pueden ser portadores de ácaros del polvo.
- Los mohos de la humedad también son causa de empeoramiento del asma en personas sensibilizadas a los mismos. Son frecuentes en lugares humedos como sótanos, casas con escasa ventilación, buhardillas, jardines con hojas caídas...
El ejercicio físico
Es un desencadenante frecuente del asma, sobre todo si se realiza en ambientes fríos y secos. El aire que respiramos debe reunir unas condiciones de humedad y calor al llegar a los bronquios. Si el paciente respira por la boca, y el aire llega a los bronquios en condiciones adversas, se pueden desencadenar síntomas o un ataque de asma.
Determinadas circunstancias meteorológicas
El frío, la humedad o el viento pueden desencadenar crisis de asma directamente o por potenciar otras causas como alérgenos o virus respiratorios.
Los contaminantes ambientales
Como los que provienen de la combustión de los vehículos, calefacciones o estufas, emisión de gases por fábricas e industrias, y agentes químicos como pinturas, productos de limpieza, perfumes, sprays... Al ser respirados pueden irritar los bronquios de los pacientes con asma, que al ser más sensibles, pueden desencadenar un ataque de asma.
La exposición pasiva al humo del tabaco
El humo del tabaco contiene muchas sustancias irritantes que pueden empeorar la enfermedad. Así mismo, fumar también empeora el curso de la enfermedad.
Otros desencadenantes
Reacciones emocionales como reir, llorar y/o suspirar que, por la respiración rápida e hiperventilación que provocan pueden desencadenar síntomas. La alergia alimentaria, las picaduras de abejas y avispas, el reflujo gastroesofágico o algunos medicamentos, también pueden ser responsables.
Infecciones respiratorias
Constituyen la causa más frecuente, ya que los virus respiratorios son responsables de hasta el 85% de las crisis de asma en los niños.
Alérgenos
Son sustancias que, al introducirse en el organismo, provocan una respuesta alérgica en personas susceptibles o sensibilizadas. Hasta un 80% de los niños mayores con asma están sensibilizados a algún alérgeno. En el asma, el contacto con estas sustancias con el epitelio o capa que recubre los bronquios por dentro pueden provocar la activación y liberación de sustancias responsables de la inflamación y/o contracción de los bronquios.
Los alérgenos más frecuentes son:
- Los ácaros del polvo: pueden afectar al enfermo a lo largo de todo el año. Abundan más en zonas cálidas y húmedas, como la costa. Por esto mismo, su concentración es mayor en periodos más templados y húmedos como la primavera o el otoño. Los ácaros del polvo se acumulan en librerías, alfombras, moquetas, colchones... Cuando se barre o limpia la casa se puede producir un aumento de estos ácaros en el aire que el niño respira, pudiendo ocasionar un ataque de asma.
- El polen: se considera un alérgeno estacional, ya que afecta al enfermo sólo en las épocas del año en las que se produce la polinización de la planta o árbol.
- Los animales dosmésticos: son fuente de alérgenos, sobre todo su caspa, saliva y/o orina. Entre los más frecuentes están los gatos, los perros y hamsters. La caspa de los animales es muy volátil, por lo que pueden aparecer sensibilizaciones en niños que aparentemente no tienen contacto con los mismos, pero que frecuentan espacios donde han estado animales o personas que la transportan en sus ropas (colegios, guarderías...). Además, los animales con pelo largo pueden ser portadores de ácaros del polvo.
- Los mohos de la humedad también son causa de empeoramiento del asma en personas sensibilizadas a los mismos. Son frecuentes en lugares humedos como sótanos, casas con escasa ventilación, buhardillas, jardines con hojas caídas...
El ejercicio físico
Es un desencadenante frecuente del asma, sobre todo si se realiza en ambientes fríos y secos. El aire que respiramos debe reunir unas condiciones de humedad y calor al llegar a los bronquios. Si el paciente respira por la boca, y el aire llega a los bronquios en condiciones adversas, se pueden desencadenar síntomas o un ataque de asma.
Determinadas circunstancias meteorológicas
El frío, la humedad o el viento pueden desencadenar crisis de asma directamente o por potenciar otras causas como alérgenos o virus respiratorios.
Los contaminantes ambientales
Como los que provienen de la combustión de los vehículos, calefacciones o estufas, emisión de gases por fábricas e industrias, y agentes químicos como pinturas, productos de limpieza, perfumes, sprays... Al ser respirados pueden irritar los bronquios de los pacientes con asma, que al ser más sensibles, pueden desencadenar un ataque de asma.
La exposición pasiva al humo del tabaco
El humo del tabaco contiene muchas sustancias irritantes que pueden empeorar la enfermedad. Así mismo, fumar también empeora el curso de la enfermedad.
Otros desencadenantes
Reacciones emocionales como reir, llorar y/o suspirar que, por la respiración rápida e hiperventilación que provocan pueden desencadenar síntomas. La alergia alimentaria, las picaduras de abejas y avispas, el reflujo gastroesofágico o algunos medicamentos, también pueden ser responsables.
4 de noviembre de 2012
El asma en los niños (II - síntomas)
Continuamos con la temática del asma, del que ya os empecé a hablar en otro post. En el de hoy, nos centraremos en la sintomatología del asma.
¿Cuales son los síntomas más habituales del asma?
Son los siguientes:
- Sibilancias: es el síntoma más característico del asma. Se manifiestan como sonidos o ruidos en forma de "pitidos o silbidos" provenientes del pecho al respirar, producidos por el paso del aire por las vías respiratorias estrechadas u obstruidas. Se suelen detectar durante la exploración realizada por el médico al auscultar con el fonendoscopio, pero algunas veces son audibles sin necesidad de ningún aparato.
- Tos: es el síntoma más llamativo y constante. Suele ser una tos persistente, seca, irritativa y molesta, que empeora por la noche o a primera hora de la mañana. Suele aparecer durante o tras el ejercicio, la risa, el llanto o incluso tras emociones intentasas. En ocasiones, puede pasar de ser seca a productiva (con flemas) por la producción de moco en los bronquios.
- Dificultad para respirar: al niño le cuesta introducir y expulsar aire de los pulmones. Se manifiesta por una sensación de "falta de aire" o "ahogo". Aparece con frecuencia tras el ejercicio y/o por la noche. Otras veces surge cuando se tiene un catarro o alguna otra infección respiratoria o hay algún otro factor desencadentante: alérgenos, humo del tabaco... Cuando la dificultad es más intensa se manifiesta por una respiración más rápida y entrecortada, así como por retracciones costales, es decir, se marcan las costillas al respirar.
- Opresión torácica: o sensación de dolor o "sensación extraña" al respirar.
Los síntomas del asma pueden ser muy variables tanto en su presentación como en su intensidad, entre unos pacientes y otros, o en un mismo paciente a lo largo del tiempo. Muchas veces son leveces y afectan poco a la vida diaria, pero otras pueden llegar a ser graves y tener una importante repercusión en la salud y la calidad de la vida, incluso pueden llegar a provocar la muerte si son muy intensos y no se tratan adecuadamente.
En la mayoría de los pacientes se alternan momentos de gran intensidad de la enfermedad (crisis) con largos periodos libres de síntomas. En un pequeño grupo de niños, los síntomas pueden presentarse de forma más continua con pocos o ningún periodo libre. En el primer caso se habla de asma episódica, y en el segundo, de asma persistente.
¿Cuando se sospecha que un niño puede tener asma?
Se sospecha que un niño tiene asma cuando aparecen las manifestaciones típicas de la enfermedad. Esta presunción es mayor si los síntomas son recurrentes, ya que una característica propia de la enfermedad es su caracter episódico, es decir, que se alternen fases en las que los síntomas se hacen patentes con otras en las que el niño se encuentra totalmente bien. No obstante, también hay algunos pacientes que pueden presentar síntomas de forma persistente.
No existe ningún síntoma que por si mismo indique definitivamente que se padece asma. La presencia de "pitos o silbidos" en el pecho es el más característico de la enfermedad. Pero no siempre que un paciente los manifeste padece asma, puesto que existen otras enfermedades que pueden presentar este mismo síntoma. Esto se debe tener presente sobre todo en los niños pequeños en los que las infecciones respiratorias pueden producir pitos o silbidos en el pecho y dificultad para respirar, sin que ello signifique necesariamente que tienen asma. La podemos sospechar en aquellos niños que hayan padecido más de tres episodios de bronquitis con pitos o silbidos en el pecho, sobre todo si tienen dermatitis atópica y sus padres padecen asma.
Otro síntoma tan frecuente como es la tos puede plantear algunas dudas. Es bastante improbable que la tos en un niño, sin antecedentes de problemas respiratorios y sin otro síntomas acompañantes, sea debida al asma. Pero es posible que así sea, sobre todo cuando es seca, de predominio nocturno y asociada al ejercicio físico. Por otra parte, la tos que se presenta en un niño con asma, aún sin estar asociada a los otros síntomas, será debida probablemente a la enfermedad.
El hecho de que los silbidos y otros síntomas acompañantes mejoren con la administración de broncodilatadores, como el salbutamol, apoyan el diagnóstico de la enfermedad.
Además, si la presencia de los síntomas característicos de asma se desencadena por circunstancias como el ejercicio, la risa o llanto, la exposición a irritantes ambientales o alérgenos conocidos, aumenta la sospecha de la misma.
¿Cuales son los síntomas más habituales del asma?
Son los siguientes:
- Sibilancias: es el síntoma más característico del asma. Se manifiestan como sonidos o ruidos en forma de "pitidos o silbidos" provenientes del pecho al respirar, producidos por el paso del aire por las vías respiratorias estrechadas u obstruidas. Se suelen detectar durante la exploración realizada por el médico al auscultar con el fonendoscopio, pero algunas veces son audibles sin necesidad de ningún aparato.
- Tos: es el síntoma más llamativo y constante. Suele ser una tos persistente, seca, irritativa y molesta, que empeora por la noche o a primera hora de la mañana. Suele aparecer durante o tras el ejercicio, la risa, el llanto o incluso tras emociones intentasas. En ocasiones, puede pasar de ser seca a productiva (con flemas) por la producción de moco en los bronquios.
- Dificultad para respirar: al niño le cuesta introducir y expulsar aire de los pulmones. Se manifiesta por una sensación de "falta de aire" o "ahogo". Aparece con frecuencia tras el ejercicio y/o por la noche. Otras veces surge cuando se tiene un catarro o alguna otra infección respiratoria o hay algún otro factor desencadentante: alérgenos, humo del tabaco... Cuando la dificultad es más intensa se manifiesta por una respiración más rápida y entrecortada, así como por retracciones costales, es decir, se marcan las costillas al respirar.
- Opresión torácica: o sensación de dolor o "sensación extraña" al respirar.
Los síntomas del asma pueden ser muy variables tanto en su presentación como en su intensidad, entre unos pacientes y otros, o en un mismo paciente a lo largo del tiempo. Muchas veces son leveces y afectan poco a la vida diaria, pero otras pueden llegar a ser graves y tener una importante repercusión en la salud y la calidad de la vida, incluso pueden llegar a provocar la muerte si son muy intensos y no se tratan adecuadamente.
En la mayoría de los pacientes se alternan momentos de gran intensidad de la enfermedad (crisis) con largos periodos libres de síntomas. En un pequeño grupo de niños, los síntomas pueden presentarse de forma más continua con pocos o ningún periodo libre. En el primer caso se habla de asma episódica, y en el segundo, de asma persistente.
¿Cuando se sospecha que un niño puede tener asma?
Se sospecha que un niño tiene asma cuando aparecen las manifestaciones típicas de la enfermedad. Esta presunción es mayor si los síntomas son recurrentes, ya que una característica propia de la enfermedad es su caracter episódico, es decir, que se alternen fases en las que los síntomas se hacen patentes con otras en las que el niño se encuentra totalmente bien. No obstante, también hay algunos pacientes que pueden presentar síntomas de forma persistente.
No existe ningún síntoma que por si mismo indique definitivamente que se padece asma. La presencia de "pitos o silbidos" en el pecho es el más característico de la enfermedad. Pero no siempre que un paciente los manifeste padece asma, puesto que existen otras enfermedades que pueden presentar este mismo síntoma. Esto se debe tener presente sobre todo en los niños pequeños en los que las infecciones respiratorias pueden producir pitos o silbidos en el pecho y dificultad para respirar, sin que ello signifique necesariamente que tienen asma. La podemos sospechar en aquellos niños que hayan padecido más de tres episodios de bronquitis con pitos o silbidos en el pecho, sobre todo si tienen dermatitis atópica y sus padres padecen asma.
El hecho de que los silbidos y otros síntomas acompañantes mejoren con la administración de broncodilatadores, como el salbutamol, apoyan el diagnóstico de la enfermedad.
Además, si la presencia de los síntomas característicos de asma se desencadena por circunstancias como el ejercicio, la risa o llanto, la exposición a irritantes ambientales o alérgenos conocidos, aumenta la sospecha de la misma.
1 de noviembre de 2012
El asma en los niños (I)
Empiezan los meses de frío y con ello empiezan a verse las crisis asmáticas en los servicios de Urgencias. Dada la alta prevalencia del asma en nuestros niños, vamos a dar un repaso al asma en varios posts.
¿Qué es el asma?
Es una enfermedad inflamatoria crónica de la vía aérea. Esta inflamación conduce a un aumento de la reactividad bronquial que provoca los episodios recurrentes de tos, sibilancias ("pitos") y dificultad para respirar. Estos episodios se deben a la obstrucción al paso del aire, que es reversible o bien de forma espontánea, o bien con el tratamiento.
¿Cuales son las causas?
No hay una causa única. El asma es una enfermedad provocada por la interrelación de factores genéticos y factores ambientales.
El asma tiene un caracter hereditario. Se sabe que si el padre, la madre o ambos la padecen, la probabilidad de que los hijos estén afectados es mucho mayor. Esta enfermedad sólo puede desarrollarla aquel individuo que esté predispuesto genéticamente para ello. Sin embargo, para que se desarrolle es necesario además el concurso del medioambiente. Es decir, tiene que haber factores ambientales que actúen en las personas genéticamente predispuestas para que se produzca el asma. Sin ellos, aún con esa predisposición, es imposible que la enfermedad se manifieste.
Los factores ambientales que se han relacionado con la aparición del asma son múltiples:
- Infecciones respiratorias virales
- Alérgenos: ácaros, pólenes, mascotas, hongos
- Contaminación atmosférica
- Obesidad
- Dieta: comida rápida, ausencia de dieta mediterránea, escaso consumo de vitamina C y zinc.
- Circunstancias de la vivienda: humedad, cocinas o estufas de gas
- Hábito de fumar de los padres: durante el embarazo y en el hogar
¿Cómo se produce?
En los bronquios de las personas asmáticas se origina una inflamación, de intensidad y duración variables según el nivel de gravedad. Esta inflamación está presente en muchos asmáticos incluso en los periodos que no presentan síntomas. El proceso inflamatorio provocado por los diferentes factores produce un aumento del grosor (edema) de la capa que cubre el interior del bronquio (llamada mucosa), un aumento de la secreción de moco y una contracción de los músculos de la pared bronquial (llamada broncoespasmo o broncoconstricción). Estos tres elementos (edema, secreción de moco y broncoespasmo) son los que provocan el estrechamiento de los bronquios, determinando que el aire entre y sobre todo, salga con dificultad y que aparezcan los síntomas y signos de la enfermedad.
Otra característica propia del asma es la presencia de una mayor sensibilidad de los bronquios, que reaccionan de forma exagerada ante estímulos que en otras personas no provocan problemas (frío, ejercicio, humos, espráis, ect). Esto es lo que se conoce como hiperreactividad bronquial, y se manifiesta más fácilmente si los bronquios están algo inflamados previamente. Para compensar la dificicultad para respirar, los músculos deben realizar más esfuerzo, con lo que se aumenta el trabajo respiratorio. La respiración se hace más frecuente y la tos aumenta con el fin de limpiar y abrir el bronquio.
¿Con qué enfermedades se asocia frecuentemente el asma?
Fundamentalmente con aquellas que tienen que ver con la alergia, más concretamente la rinitis, conjuntivitis, dermatitis atópica y alergia alimentaria.
La rinitis alérgica es quizá la enfermedad más intimamente relacionada con el asma. Se produce también por una inflamación de la mucosa nasal y se desencadena por múltiples factores como ocurre en el asma, entre los cuales los alérgenos (ácaros, pólenes, etc) son los más frecuentes Se manifiesta por los siguientes síntomas: obstrucción nasal al paso de aire, secreción de moco y líquido nasal, estornudos repetidos y picor en las fosas nasales. En ocasiones, la rinitits se complica con una sinusitis. Es importante tratar la rinitis y el asma al mismo tiempo ya que la mejoría de la primera parece que contribuye, en muchos casos, a la mejoría del asma.
La conjuntivitis es una inflamación de la conjuntiva ocular y produce enrojecimiento, hinchazón, lagrimeo y picor en los ojos.
En cuanto a la alergia alimentaria, los alimentos no son desencadenantes del asma. Sin embargo, en pacientes alérgicos a determinados alimentos, la ingesta de uno de ellos puede traer como consecuencia una reacción grave que afecte a diversos órganos, entre ellos el aparato respiratorio, lo que provoca síntomas de asma.
¿Qué es el asma?
Es una enfermedad inflamatoria crónica de la vía aérea. Esta inflamación conduce a un aumento de la reactividad bronquial que provoca los episodios recurrentes de tos, sibilancias ("pitos") y dificultad para respirar. Estos episodios se deben a la obstrucción al paso del aire, que es reversible o bien de forma espontánea, o bien con el tratamiento.
¿Cuales son las causas?
No hay una causa única. El asma es una enfermedad provocada por la interrelación de factores genéticos y factores ambientales.
El asma tiene un caracter hereditario. Se sabe que si el padre, la madre o ambos la padecen, la probabilidad de que los hijos estén afectados es mucho mayor. Esta enfermedad sólo puede desarrollarla aquel individuo que esté predispuesto genéticamente para ello. Sin embargo, para que se desarrolle es necesario además el concurso del medioambiente. Es decir, tiene que haber factores ambientales que actúen en las personas genéticamente predispuestas para que se produzca el asma. Sin ellos, aún con esa predisposición, es imposible que la enfermedad se manifieste.
Los factores ambientales que se han relacionado con la aparición del asma son múltiples:
- Infecciones respiratorias virales
- Alérgenos: ácaros, pólenes, mascotas, hongos
- Contaminación atmosférica
- Obesidad
- Dieta: comida rápida, ausencia de dieta mediterránea, escaso consumo de vitamina C y zinc.
- Circunstancias de la vivienda: humedad, cocinas o estufas de gas
- Hábito de fumar de los padres: durante el embarazo y en el hogar
¿Cómo se produce?
En los bronquios de las personas asmáticas se origina una inflamación, de intensidad y duración variables según el nivel de gravedad. Esta inflamación está presente en muchos asmáticos incluso en los periodos que no presentan síntomas. El proceso inflamatorio provocado por los diferentes factores produce un aumento del grosor (edema) de la capa que cubre el interior del bronquio (llamada mucosa), un aumento de la secreción de moco y una contracción de los músculos de la pared bronquial (llamada broncoespasmo o broncoconstricción). Estos tres elementos (edema, secreción de moco y broncoespasmo) son los que provocan el estrechamiento de los bronquios, determinando que el aire entre y sobre todo, salga con dificultad y que aparezcan los síntomas y signos de la enfermedad.
Otra característica propia del asma es la presencia de una mayor sensibilidad de los bronquios, que reaccionan de forma exagerada ante estímulos que en otras personas no provocan problemas (frío, ejercicio, humos, espráis, ect). Esto es lo que se conoce como hiperreactividad bronquial, y se manifiesta más fácilmente si los bronquios están algo inflamados previamente. Para compensar la dificicultad para respirar, los músculos deben realizar más esfuerzo, con lo que se aumenta el trabajo respiratorio. La respiración se hace más frecuente y la tos aumenta con el fin de limpiar y abrir el bronquio.
¿Con qué enfermedades se asocia frecuentemente el asma?
Fundamentalmente con aquellas que tienen que ver con la alergia, más concretamente la rinitis, conjuntivitis, dermatitis atópica y alergia alimentaria.
La rinitis alérgica es quizá la enfermedad más intimamente relacionada con el asma. Se produce también por una inflamación de la mucosa nasal y se desencadena por múltiples factores como ocurre en el asma, entre los cuales los alérgenos (ácaros, pólenes, etc) son los más frecuentes Se manifiesta por los siguientes síntomas: obstrucción nasal al paso de aire, secreción de moco y líquido nasal, estornudos repetidos y picor en las fosas nasales. En ocasiones, la rinitits se complica con una sinusitis. Es importante tratar la rinitis y el asma al mismo tiempo ya que la mejoría de la primera parece que contribuye, en muchos casos, a la mejoría del asma.
La conjuntivitis es una inflamación de la conjuntiva ocular y produce enrojecimiento, hinchazón, lagrimeo y picor en los ojos.
En cuanto a la alergia alimentaria, los alimentos no son desencadenantes del asma. Sin embargo, en pacientes alérgicos a determinados alimentos, la ingesta de uno de ellos puede traer como consecuencia una reacción grave que afecte a diversos órganos, entre ellos el aparato respiratorio, lo que provoca síntomas de asma.